Tosquedad: centímetros y milímetros
Me llamaba la atención por qué las casas reconstruidas de Gropius, en 2014, parecían borrosas. Y es porque no se conocen sus detalles exactos: destruidas en la Segunda Guerra, están recreadas, reinterpretadas. Fue un proyecto que apareció en artículos de sitios de arquitectura en ese momento, causando cierta polémica, por su vaguedad. Pertenece a BFM Architekten (Bruno Fioretti Márquez Arquitectos), y restaura el proyecto original, de 1925-1926. ¿Hasta dónde se reconstruye una memoria? Porque reinterpretar a veces podría desnaturalizar, hacer perder la esencia original, si no se es fiel al partido que gestó la obra, o a su espíritu.
Los griegos antiguos, para vivir, exaltaban una luz, un hálito, que se enciende en determinado momento, como un personaje que aparece en una obra. A todos les llega su momento, de portar la luz, de exponer su parlamento, de ahí su importancia. Luego por qué encender la luz en otro momento, y con otro sentido.
Llaman la atención luego reconstrucciones que son exactamente iguales al proyecto original, que parece que fueran aquel, como si no hubiera pasado nada. Como si fueran la misma mano que lo generó, como si fueran la obra genuina.
Links de interés:
https://www.metalocus.es/es/noticias/minimalista-reinterpretacion-de-las-casas-de-w-gropius-por-bfm
https://www.aryse.org/las-casas-de-los-maestros-de-walter-gopius-en-dessau-restauradas-reinterpretadas/
El proyecto de BFM (arriba, en un croquis propio), sigue el partido general de volúmenes incrustados (abajo, fotografía de la casa original, 1926), pero reduce su diseño minimalista aún más, cubriendo las fachadas con un hormigón de color gris claro, produciendo que las ventanas, opacas, sean otro elemento del plano, así da lugar a una elevación exterior que parece indeterminada, confusa, mientras desde el interior lo que se percibe son siluetas grises. La mayoría de los detalles de la vivienda original (arriba) se omiten – como las barandas metálicas – transformando los edificios en esculturas de color gris, sin escala. Idea de sustracción que continúa internamente, donde paredes y techos originales se replantean, creando otra distribución, que incorpora terrazas y balcones donde había piezas, y deja hendiduras de marcas en muros y cielos. BFM produce un edificio que parece un boceto, así, en lugar de regresar a un estado histórico específico, la restauración todavía parece estar cambiando, en oscilación permanente.
A la vez, y con versatilidad, el diseño soluciona uno de los temas principales del requerimiento: albergar eventos y exposiciones. Mientras las pequeñas habitaciones del proyecto, residencial, no bastaban para el programa, ahora los nuevos espacios ofrecen flexibilidad para ese uso.
Reinterpretación
"A veces unos pájaros, un caballo, han salvado las ruinas de un anfiteatro", como decía Borges: la gente tiende a olvidar grandes bloques de información, que a veces pueden volver por un “nexo”, o por un detalle. “La cara del poeta Ernesto Morroni”, como decía también Cortázar, a propósito de recordar lo insostentoso, lo perecido, como un par de zapatos, de los cuales se aferran bloques grandes de conocimiento, y de vivencias. En Andrés Sabella, unas botas mineras recuerdan “viejos soles”, traen lugares, territorios idos.
La gente a veces se acuerda de algo terrible, que pasó, que vio, o que incluso hizo. Cómo serviría aquello en Latinoamérica, para despertar a varios. Así es como se resuelven los casos policiales, de hecho, por detalles subrepticios. Personalmente a mí no me gusta mucho esa parte de Jorge Luis Borges, que ofrece esa especie de “amnesia” literaria, poco activa, que no sé por qué admiran varios críticos, y lectores. De nivel notable, no hay duda, pero ahí está su límite: no me parece superior a Pablo Neruda, como propuesta. “Tenga cuidado con ser contemplativo”, como nos decía Hernán Riesco, profesor de arquitectura. “Qué hiciste con tu vida”, tal vez alguien nos pregunte al partir. Tipos de rehabilitación en arquitectura
En arquitectura, la rehabilitación de un edificio deteriorado, o su reconstrucción, va desde la reparación o conservación mínima, hasta la recreación casi total.
En cuanto a materialidad, puede tratarse solamente de proteger o reparar elementos dañados, reponer piezas perdidas, o bien reestructurar por completo el inmueble, o incluso edificarlo de nuevo.
En cuanto a decisión histórica, puede tratarse de volverlo a hacer idéntico, o bien reinterpretarlo, de forma moderna o contemporánea o, como el ejemplo citado al inicio, atemporal.
Por último, funcionalmente puede volver a tener el mismo uso, o bien ser readecuado, para cumplir otra actividad.
El arquitecto Ricardo Bofill y su equipo colaborador, en torno a este último punto, entre 1973 y 1975, encuentran y transforman una fábrica de cemento abandonada, de principios de siglo, con silos subterráneos, galerías y salas de máquinas, en la sede de su Taller de Arquitectura. Arriba: mesa de reuniones, directamente debajo de los silos. Abajo: vista exterior. Entre sus proyectos, es llamado “La Fábrica”, e implicó demoliciones parciales, limpieza y retiro de estructuras peligrosas, para revelar el esqueleto principal. De todas formas, el espíritu de la fábrica, y su tosquedad, permanecen, con rastros de actividades todavía presentes en el hormigón: “lo surrealista y lo romántico conviven con lo crudo y lo pragmático”, señala la firma, en su explicación.
A su vez, al acercarse al límite entre la estructura industrial y lo natural del emplazamiento, el entorno es transformado en jardines, árboles, y enredaderas que penetran el interior, conectando ambas instancias. Para la firma, "los jardines reflejan el lenguaje arquitectónico con un diseño aparentemente salvaje pero intencional, que hace que la estructura parezca una ruina de la antigüedad".
Links de interés:
https://www.arquitecturaydiseno.es/arquitectura/fabrica-ricardo-bofill_12767
https://www.archdaily.cl/cl/1012991/la-nueva-vida-de-la-arquitectura-industrial-en-las-ciudades-20-renovaciones-y-reconversiones-de-antiguas-fabricas-y-naves-industriales El gran gesto
A veces no se necesita tanto detalle para generar algo, sino un gran gesto. Este es el tema en el que he estado pensando estos días, y que me ha interesado abordar también en el presente posteo.
Cómo falta recuperar la “brazada” en estos años, más que el pormenor. Al concebir, nos aproximamos a las cosas en forma tosca, necesariamente. Las líneas son gruesas, se repasan, se vuelven a aplicar, a superponer. Rayamos, sin saber qué va a pasar. Solo intuyendo. Con vehemencia por definir, en medio de trazos auxiliares, aproximándose, buscando medida, buscando que aparezca la idea fuerza, la generatriz.
Cuando importa el milímetro, y cuando importa el centímetro
Cuando un arquitecto estuvo toda la tarde en una fachada, y le pidieron un proyecto completo, tal vez por ahí no va. Entonces lo que le están pidiendo en el fondo es esquematizar, volver un poco burdas las siluetas, por ejemplo, y lanzar con fuerza el partido general. Generar decisiones con plumón grueso, y de alguna forma volcarlas en una entrega, comprensible.
Los problemas inmediatos, de sobrevivencia o emergencia, nos aproximan a la brazada, a lo más importante, a lo primero que se recoge, ante las crisis, ante los desafíos. Sería bueno incorporar luego la fuerza de los jóvenes estudiantes de arquitectura, a la vivienda social, o a la arquitectura económica, precaria, por ejemplo, en los sectores que necesitan una necesaria intervención, ante el deterioro.
La escala, por otro lado, indicará si es importante el centímetro o el milímetro. También la materialidad.
El milímetro importará en construcciones metálicas pero menos en piedras a la compresión, por ejemplo, que actúan como bloque. Cavamos para hacer una excavación, pero los bordes son imprecisos. El parámetro importante es la profundidad, más que el milímetro de ancho y largo. Una palada no es lineal, es el esfuerzo de los brazos: la huella de tierra que queda rugosa.
Hasta dónde llega un proyecto, finalmente. Y se transforma en otra cosa. Cuando decimos “el que mucho abarca poco aprieta” qué recogemos, qué nos es importante. Qué asimos.
En zonas no constituidas, o en deterioro, o que no suelen tomarse en cuenta en las planificaciones, se vuelven estos esfuerzos necesarios. Se agradece este impulso, esta brazada de emergencia. Como ayuda, rehabilitadora.
El mejor aporte, a mi juicio, es traer un tipo de generación replicable. Una solución constructiva, una buena geometría, ayudan.
Lucarnas En el artículo anterior me refería a un proyecto de reconstrucción, que el autor, la oficina Pedro Larraín Arquitectos (2016), llama reconversión, para transformar el proyecto original de industrias Sumar, de Oreste Depetris, en un paseo comercial, llamado La Fábrica Patio Outlet, en San Joaquín, Santiago de Chile. Luego, abordaba el tema de las cubiertas, partiendo de ese caso particular.
La reconversión en arquitectura es la adaptación de edificios existentes para nuevos usos: fábricas en viviendas, centros culturales, o comerciales, como en este caso, una reutilización.
En cuanto a mis últimas actividades, he estado desarrollando la remodelación de parte de un colegio, y diseñando un jardín infantil, por otro lado. Procurando responder rápido, han salido ambos proyectos con elementos familiares, similares. Arriba: croquis para lucarnas de colegio (comuna de Pedro Aguirre Cerda), 2025, parte de la remodelación. En cuanto al jardín infantil, también se procura aplicar esta idea constructiva en las techumbres, aprendiendo de la construcción con piezas de acero galvanizado, casi como un mecano. Eso me interesa, como una solución factible de aplicar. Jardín infantil, vista poniente, volumétrica y lineal (arriba). Jardín infantil, esquema desde el acceso (abajo). Hice asimismo los planos de cálculo de ambos proyectos, y procuro que los apoyos de las lucarnas descansen bien. Que coincida arquitectura con estructura. Subyace así un doble tema. Por una parte reconstituir, volver al total partiendo del fragmento, que es otra imagen que se me aparece. Pensando en lo que expresaba el escritor Amos Oz, en “Una historia de amor y oscuridad”, reconstruir memoria. “Recordar es como tratar de reconstruir un viejo edificio con las piedras de sus ruinas, y las piedras tienen memoria”.
Y a la vez procurar lanzar el trazo primario, que vaya que hace falta.
Los griegos antiguos, para vivir, exaltaban una luz, un hálito, que se enciende en determinado momento, como un personaje que aparece en una obra. A todos les llega su momento, de portar la luz, de exponer su parlamento, de ahí su importancia. Luego por qué encender la luz en otro momento, y con otro sentido.
Llaman la atención luego reconstrucciones que son exactamente iguales al proyecto original, que parece que fueran aquel, como si no hubiera pasado nada. Como si fueran la misma mano que lo generó, como si fueran la obra genuina.
Links de interés:
https://www.metalocus.es/es/noticias/minimalista-reinterpretacion-de-las-casas-de-w-gropius-por-bfm
https://www.aryse.org/las-casas-de-los-maestros-de-walter-gopius-en-dessau-restauradas-reinterpretadas/
El proyecto de BFM (arriba, en un croquis propio), sigue el partido general de volúmenes incrustados (abajo, fotografía de la casa original, 1926), pero reduce su diseño minimalista aún más, cubriendo las fachadas con un hormigón de color gris claro, produciendo que las ventanas, opacas, sean otro elemento del plano, así da lugar a una elevación exterior que parece indeterminada, confusa, mientras desde el interior lo que se percibe son siluetas grises. La mayoría de los detalles de la vivienda original (arriba) se omiten – como las barandas metálicas – transformando los edificios en esculturas de color gris, sin escala. Idea de sustracción que continúa internamente, donde paredes y techos originales se replantean, creando otra distribución, que incorpora terrazas y balcones donde había piezas, y deja hendiduras de marcas en muros y cielos. BFM produce un edificio que parece un boceto, así, en lugar de regresar a un estado histórico específico, la restauración todavía parece estar cambiando, en oscilación permanente.
A la vez, y con versatilidad, el diseño soluciona uno de los temas principales del requerimiento: albergar eventos y exposiciones. Mientras las pequeñas habitaciones del proyecto, residencial, no bastaban para el programa, ahora los nuevos espacios ofrecen flexibilidad para ese uso.
Reinterpretación
"A veces unos pájaros, un caballo, han salvado las ruinas de un anfiteatro", como decía Borges: la gente tiende a olvidar grandes bloques de información, que a veces pueden volver por un “nexo”, o por un detalle. “La cara del poeta Ernesto Morroni”, como decía también Cortázar, a propósito de recordar lo insostentoso, lo perecido, como un par de zapatos, de los cuales se aferran bloques grandes de conocimiento, y de vivencias. En Andrés Sabella, unas botas mineras recuerdan “viejos soles”, traen lugares, territorios idos.
La gente a veces se acuerda de algo terrible, que pasó, que vio, o que incluso hizo. Cómo serviría aquello en Latinoamérica, para despertar a varios. Así es como se resuelven los casos policiales, de hecho, por detalles subrepticios. Personalmente a mí no me gusta mucho esa parte de Jorge Luis Borges, que ofrece esa especie de “amnesia” literaria, poco activa, que no sé por qué admiran varios críticos, y lectores. De nivel notable, no hay duda, pero ahí está su límite: no me parece superior a Pablo Neruda, como propuesta. “Tenga cuidado con ser contemplativo”, como nos decía Hernán Riesco, profesor de arquitectura. “Qué hiciste con tu vida”, tal vez alguien nos pregunte al partir. Tipos de rehabilitación en arquitectura
En arquitectura, la rehabilitación de un edificio deteriorado, o su reconstrucción, va desde la reparación o conservación mínima, hasta la recreación casi total.
En cuanto a materialidad, puede tratarse solamente de proteger o reparar elementos dañados, reponer piezas perdidas, o bien reestructurar por completo el inmueble, o incluso edificarlo de nuevo.
En cuanto a decisión histórica, puede tratarse de volverlo a hacer idéntico, o bien reinterpretarlo, de forma moderna o contemporánea o, como el ejemplo citado al inicio, atemporal.
Por último, funcionalmente puede volver a tener el mismo uso, o bien ser readecuado, para cumplir otra actividad.
El arquitecto Ricardo Bofill y su equipo colaborador, en torno a este último punto, entre 1973 y 1975, encuentran y transforman una fábrica de cemento abandonada, de principios de siglo, con silos subterráneos, galerías y salas de máquinas, en la sede de su Taller de Arquitectura. Arriba: mesa de reuniones, directamente debajo de los silos. Abajo: vista exterior. Entre sus proyectos, es llamado “La Fábrica”, e implicó demoliciones parciales, limpieza y retiro de estructuras peligrosas, para revelar el esqueleto principal. De todas formas, el espíritu de la fábrica, y su tosquedad, permanecen, con rastros de actividades todavía presentes en el hormigón: “lo surrealista y lo romántico conviven con lo crudo y lo pragmático”, señala la firma, en su explicación.
A su vez, al acercarse al límite entre la estructura industrial y lo natural del emplazamiento, el entorno es transformado en jardines, árboles, y enredaderas que penetran el interior, conectando ambas instancias. Para la firma, "los jardines reflejan el lenguaje arquitectónico con un diseño aparentemente salvaje pero intencional, que hace que la estructura parezca una ruina de la antigüedad".
Links de interés:
https://www.arquitecturaydiseno.es/arquitectura/fabrica-ricardo-bofill_12767
https://www.archdaily.cl/cl/1012991/la-nueva-vida-de-la-arquitectura-industrial-en-las-ciudades-20-renovaciones-y-reconversiones-de-antiguas-fabricas-y-naves-industriales El gran gesto
A veces no se necesita tanto detalle para generar algo, sino un gran gesto. Este es el tema en el que he estado pensando estos días, y que me ha interesado abordar también en el presente posteo.
Cómo falta recuperar la “brazada” en estos años, más que el pormenor. Al concebir, nos aproximamos a las cosas en forma tosca, necesariamente. Las líneas son gruesas, se repasan, se vuelven a aplicar, a superponer. Rayamos, sin saber qué va a pasar. Solo intuyendo. Con vehemencia por definir, en medio de trazos auxiliares, aproximándose, buscando medida, buscando que aparezca la idea fuerza, la generatriz.
Cuando importa el milímetro, y cuando importa el centímetro
Cuando un arquitecto estuvo toda la tarde en una fachada, y le pidieron un proyecto completo, tal vez por ahí no va. Entonces lo que le están pidiendo en el fondo es esquematizar, volver un poco burdas las siluetas, por ejemplo, y lanzar con fuerza el partido general. Generar decisiones con plumón grueso, y de alguna forma volcarlas en una entrega, comprensible.
Los problemas inmediatos, de sobrevivencia o emergencia, nos aproximan a la brazada, a lo más importante, a lo primero que se recoge, ante las crisis, ante los desafíos. Sería bueno incorporar luego la fuerza de los jóvenes estudiantes de arquitectura, a la vivienda social, o a la arquitectura económica, precaria, por ejemplo, en los sectores que necesitan una necesaria intervención, ante el deterioro.
La escala, por otro lado, indicará si es importante el centímetro o el milímetro. También la materialidad.
El milímetro importará en construcciones metálicas pero menos en piedras a la compresión, por ejemplo, que actúan como bloque. Cavamos para hacer una excavación, pero los bordes son imprecisos. El parámetro importante es la profundidad, más que el milímetro de ancho y largo. Una palada no es lineal, es el esfuerzo de los brazos: la huella de tierra que queda rugosa.
Hasta dónde llega un proyecto, finalmente. Y se transforma en otra cosa. Cuando decimos “el que mucho abarca poco aprieta” qué recogemos, qué nos es importante. Qué asimos.
En zonas no constituidas, o en deterioro, o que no suelen tomarse en cuenta en las planificaciones, se vuelven estos esfuerzos necesarios. Se agradece este impulso, esta brazada de emergencia. Como ayuda, rehabilitadora.
El mejor aporte, a mi juicio, es traer un tipo de generación replicable. Una solución constructiva, una buena geometría, ayudan.
Lucarnas En el artículo anterior me refería a un proyecto de reconstrucción, que el autor, la oficina Pedro Larraín Arquitectos (2016), llama reconversión, para transformar el proyecto original de industrias Sumar, de Oreste Depetris, en un paseo comercial, llamado La Fábrica Patio Outlet, en San Joaquín, Santiago de Chile. Luego, abordaba el tema de las cubiertas, partiendo de ese caso particular.
La reconversión en arquitectura es la adaptación de edificios existentes para nuevos usos: fábricas en viviendas, centros culturales, o comerciales, como en este caso, una reutilización.
En cuanto a mis últimas actividades, he estado desarrollando la remodelación de parte de un colegio, y diseñando un jardín infantil, por otro lado. Procurando responder rápido, han salido ambos proyectos con elementos familiares, similares. Arriba: croquis para lucarnas de colegio (comuna de Pedro Aguirre Cerda), 2025, parte de la remodelación. En cuanto al jardín infantil, también se procura aplicar esta idea constructiva en las techumbres, aprendiendo de la construcción con piezas de acero galvanizado, casi como un mecano. Eso me interesa, como una solución factible de aplicar. Jardín infantil, vista poniente, volumétrica y lineal (arriba). Jardín infantil, esquema desde el acceso (abajo). Hice asimismo los planos de cálculo de ambos proyectos, y procuro que los apoyos de las lucarnas descansen bien. Que coincida arquitectura con estructura. Subyace así un doble tema. Por una parte reconstituir, volver al total partiendo del fragmento, que es otra imagen que se me aparece. Pensando en lo que expresaba el escritor Amos Oz, en “Una historia de amor y oscuridad”, reconstruir memoria. “Recordar es como tratar de reconstruir un viejo edificio con las piedras de sus ruinas, y las piedras tienen memoria”.
Y a la vez procurar lanzar el trazo primario, que vaya que hace falta.























