Vladimir Brontis: Action painting: acto y resultado

Wednesday, April 30, 2025

Action painting: acto y resultado

"He decidido hacer belleza en contraste. Encontraré su complemento y estableceré una jugada entre crudeza y delicadeza, entre lo aburrido y lo intenso, entre precisión y accidente”. Le Corbusier.

Lanzar a un lienzo un trozo de género, con engrudo, o arrojar un tarro de pintura a una pared, muestra una fuerza de choque, impacto y expansión. Las formas resultantes, ¿son caprichos o son fuerzas? Son fuerzas, que responden a una física. Rasgar un papel pegado en la pared, deja señales de agarre, de sujeción, de fuerza. Si el pegamento es bueno, la hoja no saldrá, y se verá el interior de la lámina, áspero. Y se verá una especie de zigzag, un dentelleado, marcado donde el material se fijó mejor.
Arriba/abajo: ilustraciones propias, procurando salpicar o aplicar texturas.

El “Action painting”, o pintura de acción, es una técnica que nace en el siglo XX, para expresar, a través de color y materia, movimiento, velocidad, y energía. Aunque el nombre fue empleado por el crítico Harold Rosenberg, en 1952, ya existía desde antes, designándose así por ejemplo las primeras abstracciones de Vasili Kandinsky, en el Berlín de 1919. Esto, dentro del expresionismo abstracto, y su búsqueda de espontaneidad, y emoción, donde la pintura de acción, al realzar el gesto, se convierte en su ala más radical.
Un ícono que salta al tema de inmediato es Jackson Pollock, y el recuerdo de su técnica, de derrames: goteo, vertido, y salpicado. Interiorizándose más, sin embargo, aparecen otros exponentes, y se puede descubrir a Franz Kline, y su técnica de brochazos, y brazadas. Aplicaciones de distintos efectos físicos, contra el paño en blanco. Ya sea más automáticos, o con un plan previo de cómo cubrir el espacio del lienzo, el derrame golpeado, contra éste, lo caracteriza, así como el efecto de expansión, más húmedo o seco. Una maniobra, un esfuerzo aplicado, que ha de verse reflejado en el resultado. Mientras más de “gesto” tenga, mejor el resultado.
En términos burdos, un manchón “aburrido”, podría ser que el pintor no aplicó suficiente fuerza, o lo hizo sin intención. Diríase que se tiene que “cristalizar” el golpe. Arriba: Franz Kline, junto a sus pinturas.
Arriba: manchones ocupando con cierta proporción el espacio blanco.
El arte de la entrega planimétrica
Pensé también que lo que ve una persona acercándose, desde lejos, a una entrega planimétrica de arquitectura, es un cuadro pictórico. Ve primero, en las láminas colgadas, los pesos, y nota luego donde hay líneas negras más tupidas y gruesas, y los colores predominantes. Percibe el claroscuro, antes que las líneas finas de los planos. Ya llegando al frente de las láminas, entenderá el sentido: los trazos en grosor 0,3 y 0,2. Si el arquitecto pintó las zonas cortadas, o aplicó textura, verá ese color, como un cuadro. Se percibe así primero la “tosquedad”, el grosso modo. Ya frente a la lámina, verá el 0,1, los detalles, las proyecciones, las líneas segmentadas: el sentido completo. Puede ser luego un tip interesante para alumnos de arquitectura: la dispersión gráfica hace que los proyectos se vean algo “tímidos”. Concebir desde el principio la lámina total, en cambio, hace que el proyecto se entienda mejor. El concebir el conjunto, como “cuadro”.

Arriba: croquis propio de la “Casa de los Nombres” (1992), de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV, en la Ciudad Abierta de Ritoque, cuyo encargo era reunir en pleno a la Escuela: alrededor de 500 personas. Y cuya actividad era exponer su quehacer, para conmemorar los cuarenta años, en aquel momento, de su refundación (1952, cuando se crea el Instituto de Arquitectura). Nótese que la forma de la exposición ya busca intención.
Arriba: actividades de conmemoración, a 70 años de la refundación (2022). Un hito que, cada diez años, muestra el quehacer de esta Escuela.

Acto y resultado: prioridad de uno u otro
El tema del presente artículo así es el "Action painting", como parte del movimiento expresionista, y su posible influencia, con sus ventajas y desventajas, en la arquitectura.
Es posible deducir una contraposición de acto y resultado. Hay gente que prioriza mucho el acto, y no le importa tanto el resultado. “Vive y no escribas nada”, algo que escuchamos a veces. “Carpe diem”. O ser el hombre de acción, encarnarse en la fuerza, en la actividad. No en el relato, que puede ser escrito por alguien anquilosado, lejano a lo concreto.
Por otro lado, hay gente que ordena el resultado, y lo valoriza, como una cristalización, como una imagen congelada del acto. Luego, hay gente que ordena demasiado ese resultado. Puede pasar eso. Y es un extremo, igual que el otro. Los dos lados del espectro: vivir sin cristalizar, y cristalizar lo que no se vive.
Hay que cuidarse luego de que “medir” no sea desustanciar un poco la emoción. Pero el resultado, el producto, en plástica es ese: cristalizar el momento. Luego, como parte del impulso, una persona siempre debiera tener una motivación, un proyecto. Un propósito. Sea cual sea, que éste no mengüe, o sea diletante (mero aficionado), caprichoso. La fuerza de la motivación, que lleva al acto, y hace permanecer.

Aunque sean líneas básicas, por otra parte, hay una geometría tácita, que se debe conocer. Aunque no la usemos, y si la usamos, comuniquemos conocimiento. Es lo interesante de la arquitectura contemporánea: una mezcla de posibilidad de purismo, con la variabilidad de vectores de la tecnología actual. Es como concebir una Villa Savoye con posibilidades de quiebre. Y, después, volver a la Villa Savoye.
Hacer una forma purista, por miedo al desorden, resultaría inocente. Un círculo o cuadrado autoritario, del que la persona no sale, y se empecina, puede ser erróneo. Y eso sí que es un capricho. ¿Quién mandó a meterse en eso? En cambio, hacer una forma purista, en conocimiento de sus características, es lo correcto. Dominar las propiedades del círculo, no que venga como regalo místico, o esotérico.

Diseño de expansión, derrame, y ritmo: geometrizar
En animaciones, y caricaturas, a veces se dibujan líneas, y quiere decir que el personaje se mueve, está corriendo. El movimiento suprematista, con exponentes como Malevich, parece haber plasmado aquello, la representación de velocidad y movimiento. En animaciones prolijas, por ejemplo, el dibujante puede graficar pormenorizadamente el movimiento del agua, su impacto sobre superficies, su salto, o derrame, dado que responde a la misma física de todos los elementos. El apoyo de la matemática, de la geometría descriptiva, en este caso, ayuda a expresar dinamismo, con fuerzas generatrices graficadas como proyección (arriba). El choque y onda expansiva, de la naturaleza, puede registrarse. Queda entonces al autor geometrizar el accidente, tomar decisiones de orden. Valorizar.

Instalaciones o detenciones de “Amereida”
Amereida, que se refiere tanto a la travesía de 1965, como al poema que recoge las vivencias y reflexiones de ésta, es un tema que he abordado en artículos anteriores. El grupo, de argentinos y chilenos, que parte de Ushuaia, Argentina, hacia el norte, por la Patagonia, escribiendo y recitando, trazando croquis y mapas, y construyendo instalaciones en la ruta, fundacional para la Escuela de Arquitectura de Valparaíso, y registrado en el libro colectivo "Amereida" (1967). En las detenciones, se dejan instalaciones, vestigios que nos indican que algo ocurrió ahí. Una parada es una estancia, una leve permanencia dentro del camino. Son restos de una actividad, señales. La Escuela UCV deja obsequios, Atenea, por ejemplo, como una visita a Santiago, y las distintas paradas en el viaje a Santa Cruz de la Sierra, en Amereida.
"En otro registro fotográfico se aprecia, junto a un molino de viento de la pampa, el 12 de agosto de 1965, a los miembros del grupo construyendo una obra escultórica con materiales locales, junto a una batea y un estanque de metal acumulador de agua. Son las huellas poético-artísticas que van quedando en la geografía de la pampa patagónica, esculturas expresivas de los viajeros, dones sin pretensión de permanencia", Amereida: arte y geografía de una travesía por la Patagonia, Raúl Molina Otárola. Abajo: recorrido de la travesía.
Abajo: tres interesantes links. El último es un registro fotográfico, de secuencias, bastante detalladas. Son actividades espontáneas, y construcciones en gran medida precarias, pero también hay una decisión de ordenamiento, de llegar a un lugar, de seguir coordenadas.
https://books.openedition.org/eunrn/5959
https://publicacionescientificas.fadu.uba.ar/index.php/area/massidda3101
https://www.flickr.com/photos/archivo-escuela/albums/72157622471822349/with/4015862485

Manchas en el patrón
La Biblioteca Central de Calgary, Canadá, Snøhetta, de 2018 (croquis propio, arriba, en papel fabriano), parece mostrar manchas en la modulación, de patrones hexagonales. Al igual que en el GAM, abordado en el posteo anterior, se empiezan a entender al afinar la vista. Parece algo azaroso, o random, pero toma sutilezas de la trama. Al dibujarlo noté que el “cobertor”, o piel, a veces toma puntos medios, y no los puntos finales de la grilla. Con lo que se vería más tosco, o robótico, con menos “pixeles”.
Un proyecto innovador de arquitectura así primero da un “golpe”, visual, y luego ofrece una comprensión. Si es puro “golpe”, se diluiría, solo como una idea. Sin desarrollo. En términos de Husserl, sin optimización hasta lo que se percibe como perfección. Tal vez es el problema o limitación de la pintura de acción, que las arquitecturas, o las técnicas de pintura "más lentas", superan.
https://www.archdaily.cl/cl/906871/biblioteca-central-de-calgary-snohetta
Arriba: vista interior de la biblioteca. El cobertor no es una cáscara caótica, sino viene de una modulación hexagonal, generando una percepción peculiar, con la que va abriendo y cerrando la vista, dando mayor amplitud a los vanos, y hace menos rígida la trama.

Pensé sin embargo que, en el fondo, todos queremos hacer algo parecido al “action painting”, pero hay arquitectos que tienen mejor “mano”. Cuando queremos que un edificio sea permeable a un área pública, lo queremos “empujar”, “estirar”, ojalá con la espontaneidad de esos artistas. A unos les queda bien, otros llegan en forma tosca a la intención. No parece tema banal, o menor: queremos de alguna forma “geometrizar” esa fuerza. Y luego es un enigma: hasta qué punto es deriva… y luego vuelve al cálculo, para responder a la intención inicial, al requerimiento.
Arriba: Villa Feistel, Chemnitz (Alemania), proyecto construido en 1928, por Max Werner Feistel, dibujo propio, sobre base con texturas. La acuarela es derrame dirigido, deriva de formas de tinta que toman sentido, surgiendo de la vaguedad. Con respecto al proyecto, es destacable como diseño de vivienda experimental, y por su método constructivo. El cilindro de la escalera, acristalada, es el elemento central, y se complementa con volúmenes a diferentes alturas, en tres plantas, añadiéndose una cubierta para la entrada (abajo, planta). Se remata con techo plano, que puede usarse como terraza.
http://villa-feistel.de/?project=architektur
http://villa-feistel.de/?project=denkmalpflege
Feistel se inspira en la escasez habitacional, de la década de 1920, para construir en módulos, piezas prefabricadas. Incorporar una estructura de acero, sobre cimientos puntuales, y luego colocar una fachada delante. Se logra construir en solo tres meses, y posibilita espacios amplios y flexibles. El esqueleto, originalmente, iba revestido con paneles Eternit. En el interior, se instalan paneles de fibra de celulosa, de dos centímetros, para aislación térmica. El suministro de calor, por su parte, se logra mediante un sistema de ventilación, que calienta aire en el sótano, y lo distribuye a los recintos. Otro detalle innovador son las ventanas, con mecanismos de manivela, tomando como modelo las ventanas de los automóviles. Esta vivienda, actualmente, es un edificio protegido, y constituye uno de los hitos en la arquitectura de Chemnitz.

Entre precisión y accidente: Le Corbusier
Vuelvo finalmente a la cita: "Una jugada entre precisión y accidente”, de Le Corbusier. Situándose entre extremos, como un instante de exactitud, congelado, desde múltiples parámetros, y alternativas. En la travesía de la Escuela de Valparaíso, destaca el uso de los materiales que van encontrando los viajeros. Azaroso: una cinta de metal, tablas, piedras. Sin embargo, bajo una idea fundacional, que produce ilación en la aparente precariedad.
Quise abordar así el "Action painting" en este posteo, pero más que nada como posibilidad plástica. Desde la pintura. Por experiencia propia, uno a veces antes de colorear cubre en el papel o lienzo las siluetas, tapa con plantillas… y salpica. No es exactamente Action painting. En última instancia se está midiendo. Resulta luego interesante ese croquis que parece nacer de borrones, como los de Le Corbusier. Porque nacen de la vaguedad, del claroscuro, y se revelan. Se descubre en su soltura, su espontaneidad.
El impulso y la vehemencia del Action painting, por otro lado, hace que se produzcan capas algo planas, rudimentales, rápidas. La pintura choca, se esparce. La tinta sumi-e, en cambio, parece tener más profundidad, distintos pesos. Hay un tema con los tiempos.
Me hace pensar en la permanencia. Somos la permanencia de una fuerza. Y que uno procura permanecer, de alguna forma.
No hemos de desaparecer, como decía un poeta.
Entre salpicado y aguado, en croquis, busco una valorización intuitiva de la trama. En las manchas de tinta, aparecen islotes que se convierten luego en horadado. Entre la vehemencia del action painting, y la tranquilidad de la pintura sumi-e.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home