Vladimir Brontis: 2/18/24 - 2/25/24

Monday, February 19, 2024

Planificación y equidad

Los proyectos de gran escala son significativos, transforman la fisonomía, cambian el paisaje. Las fotos contemporáneas de Santiago, por ejemplo, aparecen con nuevos hitos, que hace algunos años no existían, y un dibujante o pintor no podría obviarlo. Cada día los países árabes petroleros producen récords, récords modernos, en cuanto a altura, tamaño y tecnología de construcciones, que obligan al relato, y a los registros, a actualizarse, permanentemente.
Tema de escala y proyecto significativo, que hace pensar en arquitectos como Rem Koolhaas, o Peter Cook (Archigram, en los 60), y sus intervenciones urbanas, visualizando aquel tipo de autor al que se le ubica como “contrastante” o incluso “anti contexto”. Una morfología innovadora, que al ser de carácter original hace pensar, trae una imaginería. Es otro pensamiento, una materia crítica densa aplicada.
Por otro lado, subsisten ciudades paralelas, en un tema social de necesaria inclusión.
Chile actualmente tiene el edificio más alto de Sudamérica, ¿lo sabe la mayoría o les es relevante? Dadas las condiciones actuales del mercado, ¿no podría estar en Argentina, o Brasil?. La Gran Torre Costanera (2014), de la firma Pelli Clarke Architects (arriba, croquis propio), tiene 62 pisos y 300 metros de altura, siendo hasta la fecha, 2024, el rascacielos más alto de Sudamérica y, al momento de inaugurado, el más alto de Latinoamérica. Desde 2020, sin embargo, es el segundo, después de la Torre Obispado, en México, Monterrey (abajo). Hito de Sudamérica, más allá de una empatía, o si produce afecto, o cierto orgullo. Y, ciertamente, modifica el paisaje, dejando al distrito financiero de Santiago, en situación secundaria. Nótese la fisonomía piramidal de la Torre de la Industria, más reducida, de cómo la conoció uno, como estudiante. Al respecto, pensando en esta constante movilidad, este último edificio, con sus 110 metros, fue el más alto de Chile entre 1994 y 1996, cuando lo supera la torre CTC. Nótese las proporciones (primera imagen).
Innovar o administrar. Proyectar o consolidar. Pero consolidar qué. La pregunta planteada así lleva tal vez demasiado pronto a lo conservador o liberal. Tal vez no es tan así. No es tan obvio.
Generalmente el planificador aprovecha oportunidades, una voluntad de gestión, que puede ser construida. Y la misma realidad hace que los proyectos generalmente sean más bastos o toscos de lo que queramos, sobre todo en el aspecto social.

Planificación y continuidad
Me hice la pregunta al pensar en el Plan Nueva Alameda. Y no quise hacer la crítica sin pensar en aspectos positivos, en alternativas. Cuál es nuestro plan. Cuál es nuestra idea de sociedad. Qué queremos hacer con la ciudad, qué consideramos una capital. Qué consideramos común, o compartido.
La constructibilidad de las ideas que tenemos requiere una “administrabilidad” de la situación, un rango de maniobras, una gobernabilidad, que haga posible el desarrollo de las obras. Un apoyo, por último, que puede verse respaldado por votaciones, más o menos regulares, más o menos cíclicas. Eso es el trabajo político, que sirve para impulsar determinada obra.

Qué es lo que se está soñando. A dónde van las políticas urbanas, muchas veces bajo el impulso de políticas ideológicas. El presente pensamiento, tal vez se inscribe en el llamado actual que hacen algunos a los gobiernos y administraciones de evitar cierta “volatilidad”. Llamaría a una búsqueda de la densidad en las organizaciones sociales, y en las colectividades llamadas de izquierda, y centroizquierda, que lleve a la construcción, más que a la empecinada fiscalización de lo que produce la derecha. Que es lo que se ha estado hasta ahora, y se ha criticado.

Línea de tiempo de la planificación urbana
Visualizando una línea de tiempo de la planificación urbana en Chile, bastante basta, para poder trazarla rápido, aparecen algunos hitos. El Tratado de Tordesillas (1494), Pedro de Valdivia (1541), Benjamín Vicuña Mackenna (1872), Karl Brunner (1933), Juan Honold, Pastor Correa, y Jorge Martínez (1950), Juan Parrochia (1960), y Miguel Lawner-CORMU (1970-1973).
Dentro del cerrado ámbito de la planificación en Chile, de su elitismo, y su falta de conexión con las capas populares, que aquello de todas formas el presente artículo procura dejarlo claro en un encabezado, tal vez de todas formas es bueno fijarse en personalidades. Y estudiarlas, respetando aportes y etapas significativas, y los impulsos y voluntades que han significado avances.
Desde el Tratado de Tordesillas, que divide el mundo en dos entre España y Portugal, y constituye tal vez la primera “línea” europea sobre el continente (1494), dejando esta parte del territorio con idioma español, se han aplicado lineamientos y trazados, desde lo político administrativo, y desde las necesidades sociales.
Tal vez el primer planificador fue Pedro de Valdivia. Fundó las ciudades más antiguas de Chile, incluyendo la capital, Santiago del Nuevo Extremo (1541), La Serena (1544), Concepción (1550), Valdivia (1552) y La Imperial (1552). La vida urbana comienza así con su impulso, y la fundación de Santiago, el 12 de febrero de 1541, como asentamiento defensivo, entre los brazos del río Mapocho, y protegido por el cerro Huelén (renombrado Santa Lucía, en honor a Santa Lucía de Siracusa), desde cuya cima se tenía una amplia vista para prever movimientos.
https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-808.html
Benjamín Vicuña Mackenna (1831-1886), abogado e intendente de Santiago, se destacó por múltiples obras urbanas. Entre las más importantes está el Paseo del Cerro Santa Lucía (ex Huelén), la canalización del río Mapocho y, la que interesa más en el presente texto, el Camino de Cintura.
La Avenida Vicuña Mackenna (el ex-Camino de Cintura) actualmente lleva su nombre, y la gente la conoce como la larga avenida que une Puente Alto con Santiago-Providencia, pero no tanto el dato de que iba a ser un primer límite y, en determinados momentos, un anillo, o circunvalación. Durante la República Liberal (1861-1891), siendo intendente, se ejecuta la “gran remodelación urbana de Santiago”, que incluía la construcción de un borde perimetral que, sin embargo, no tenía fines tan equitativos: separaba la ciudad “propia i cristiana”, de la ciudad “bárbara”, de los pobres. El “Camino de Cintura” así rodeaba el actual centro: las actuales Matucana y Exposición por el poniente, Av. Matta y Blanco Encalada por el sur, Av. Vicuña Mackenna por el oriente, y Mapocho por el norte. Alrededor, fincas agrícolas y grandes extensiones de árboles, con el propósito de contener enfermedades e infecciones, que se originaban, como mentalidad de la época, en el mundo popular. A la vez, la Alameda se consolida como eje central, y paseo para las familias acomodadas.
Arriba: Límite urbano Santiago en 1872 y en 1873, según la Revista ARQ (Santiago) N°109 (Ediciones de la PUCCh). En azul, se grafica el límite en 1872, según un informe de Marcial Plaza, encargado por Vicuña Mackenna. Al sur, el Zanjón de la Aguada, y al poniente el ferrocarril y la Quinta Normal. Al norte y al oriente, límites más difusos. En rojo, se traza el límite urbano según la Ley de 1873. En gran parte, queda definido por el Camino de Cintura. Al norte y al poniente los límites quedan sin definir, por la misma falta en esos tramos del borde propuesto.
El urbanismo nos lleva a una experiencia entrecortada, o a la experiencia continua, y nos parece que la experiencia continua puede ser mejor. Todo lo que unifique la ciudad con un hito, posiblemente dignificando tanto deterioro como consolidación, reviste interés.
Link:
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-69962021000300151

Karl Brunner, autor del Barrio Cívico de Santiago (1887 - 1960) fue un ingeniero, arquitecto, y urbanista austríaco, titulado en la Technischen Hochschule de Viena, que realizó varias intervenciones urbanas en Chile, y en Colombia.
De 1929 a 1932, trabajó en el Ministerio de Obras Públicas, en la Sección de Urbanismo dirigida por el arquitecto José Luis Mosquera. A la vez, fue profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile (1930-1932), donde divulga los principios del urbanismo moderno, incorporando recursos como zonificación, y fotografía aérea.
Se encarga, asimismo, del estudio de ensanche de Santiago, donde aparecen primeros tramos de un anillo intermedio, idea que siempre ha rondado en los planificadores. Brunner clasifica y prioriza vías para modernizar Santiago, previendo que alcanzaría un millón de habitantes hacia 1960.
Planifica reforzar el área consolidada, y propone una articulación periférica. Proyecta esbozos del Arco Dorsal en el norte, une caminos zigzagueantes en el poniente y sur, y da jerarquía a Avenida Pedro de Valdivia, en el oriente.
El Barrio Cívico, nace en 1930 (abajo, croquis propio), proponiendo nuevos espacios en torno al Palacio de La Moneda, vaciando las cuadras que enfrentan el edificio, por el norte y el sur, y generando plazas, que lo dotan de dignidad y renovación. El proyecto se extendió hacia el sur a través de un eje en cuyo remate se ubicaría el Congreso Nacional, que no llega a construirse.
https://www.enterreno.com/moments/barrio-civico-de-santiago-en-el-ano-1941
Luego de esta estructuración central, la Circunvalación Américo Vespucio nace hacia 1950, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, con Juan Honold, Pastor Correa y Jorge Martínez Campos, como respuesta a conectar sectores periféricos sin pasar por el centro. Ésta, comienza a construirse en 1962, y termina en 1987, al unirse el oriente con el norte en la Cuesta de la Pirámide, con una longitud total de 69 km.
https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2013/08/10/avo-una-autopista-fraccionada/

En los años 30 ocurren cambios sociales que transforman la ciudad, producto de migraciones rurales. En los 40, Santiago tiene un fuerte crecimiento, marcado por la diversidad de servicios, y el aumento de población en los bordes, mientras la del centro decrece, convirtiéndose paulatinamente en polo administrativo y comercial.
El crecimiento de la periferia afecta a la segregación, ya que se dota de infraestructura a pocos, mientras otros sufren problemas de traslado. También el aumento vehicular, con insuficiencia de capacidad vial, afectando la calidad del aire, y tiempo de viaje.
Por eso, su propósito es la conexión, uniendo 19 comunas de las 35 de Santiago, como uno de los ejes más importantes. Por otra parte, la extensión ha sido tal que ya no es límite, sino parte de la ciudad, sufriendo una serie de cambios, al ser convertida en autopista, subdividida en tramos.
Al recorrerla, es posible constatar diferencias sociales, y distintos paisajes urbanos. Habitación, equipamientos, parques, comercio. En algunas zonas, cumple rol de soporte de desarrollos viales, a la vez que es agresivo con algunos barrios, y genera un límite para los transeúntes, siendo notorio que los sectores en que la autopista es agresiva corresponden a zonas pobres. Por el contrario, los tramos en donde se integra, con áreas verdes, corresponden a zonas acomodadas. Esto, muestra una clara inequidad de políticas urbanas, que perjudica y castiga a los habitantes de las zonas más postergadas. Vespucio, como vía estructurante, ha sido modificada en el tiempo, pasando de ser límite a parte activa. Su fisonomía de circunvalación une identidades, y participa del desarrollo vial de Santiago.
A Juan Parrochia (1930-2016), planificador del tiempo de Eduardo Frei Montalva, independiente de su posterior conexión con el régimen militar, se le debe el liderazgo en la planeación del Metro de Santiago.
En 1957, ingresa al Departamento de Estudios del MOP, que proyectaba el nuevo Plan Intercomunal. Ingresa como arquitecto y urbanista, y a partir de 1960 pasa a ser jefe del plan. Como tal, lo presenta al Ejecutivo, y es aprobado. Durante los diecisiete años siguientes, dirige proyectos que cambian la fisonomía del país. Junto a otros profesionales, fue parte de la construcción del aeropuerto Pudahuel, y de la avenida Norte-Sur, entre otras obras. Tras el terremoto de 1960, participa en la reconstrucción de Valdivia y Concepción.
A poco de asumir Frei Montalva, se cuenta que le solicitó estudiara una solución para el transporte, caracterizado por congestión e insuficiencia de locomoción. Juan Parrochia, según él mismo ha relatado, responde: “Con mucho gusto, Presidente, pero no la voy a estudiar. La voy a construir”.
En 1964, es nombrado secretario técnico de la Comisión Metropolitana de Tránsito Rápido, para proyectar soluciones acordes con este Plan Intercomunal.
La obra por la que se le recuerda más, proyectada en 1968, y terminada en 1975, es el planeamiento y construcción del Metro de Santiago. A tal punto, que sus estudios aún cobran relevancia en las actuales líneas. Como preveía, no solo se requiere infraestructura, sino interconectividad: que los lugares donde transitan tanto buses como Metro estén conectados. De esta idea surge el Metro como una de las principales arterias, integrada al sistema de buses, y al tránsito de personas. Promueve un crecimiento de la ciudad, considerando ciudades satélites con distintas funciones, de relativa autonomía.
Sin embargo, esta visión sustentable es desbaratada ya más entrada la dictadura de Pinochet, al instaurarse en 1979 una política nacional de desarrollo urbano, más mercantilista, depredadora, que retrocede en los avances alcanzados. Modelo que, sin embargo, no fue cambiado, sino profundizado en los 90 con autopistas urbanas, que fueron desplazando cada vez más el sistema diseñado por Parrochia, que buscaba equilibrio entre transporte público y privado.
Con respecto al proyecto de Metro, en julio de 1975 se realizó la inauguración técnica de la Línea 1, y el 15 de septiembre se abrió al público entre las estaciones San Pablo y La Moneda. Dos meses después, Parrochia, primer Presidente del Metro, renuncia, para dedicarse a la docencia.
http://www.quepasa.cl/articulo/actualidad/2016/02/el-hombre-que-construyo-un-metro.shtml/

Como dato curioso, Allende al asumir quería sacarlo. En su campaña presidencial, Salvador Allende hacía notar el gasto público que significaba el proyecto y, después de asumir, sacó a Juan Parrochia, y nombró en la dirección de la obra al ingeniero Eduardo Paredes. Pero era tal el respeto que inspiraba Parrochia que, un día antes del anuncio, el propio Paredes fue a verlo a su casa, ofreciéndole quedarse en una oficina de Vialidad Urbana, como cuenta su familia.
Allende comprende que el metro puede ser un sello de su gobierno, sobre todo de uno de inspiración popular, que priorice obras para la clase obrera, y así durante la Unidad Popular el proyecto sigue adelante, aunque con retrasos por los acontecimientos políticos.
https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Parrochia
https://www.latercera.com/nacional/noticia/primer-borrador-del-metro/374677/
La Unidad Popular y la experiencia colaborativa del edificio de la UNCTAD
Miguel Lawner (1928), arquitecto, fue durante la Unidad Popular nombrado por Allende director ejecutivo de la Corporación de Mejoramiento Urbano, CORMU, donde su enfoque fue la integración social. Bajo su dirección, se realizaron 158 mil viviendas económicas, y la remodelación del Parque O´Higgins, entre otros proyectos. También ejerció como coordinador de la planificación del edificio de la UNCTAD III, símbolo de colaboración entre arquitectura, arte y diseño dentro de la “vía chilena al socialismo”. Un interesante edificio, que algunos inscriben en el brutalismo, con reminiscencias de constructivismo y expresionismo.
“Tuve la fortuna de que el año en que ingresé, en 1946, se puso en función un nuevo plan de estudios, la llamada ‘reforma del año 46’, que acabó con la concepción clásica de las escuelas de arquitectura que existían en el mundo, basadas en las escuelas de Bellas Artes de París, completamente ajenas a la realidad chilena. En consecuencia, tuve una formación muy vinculada a la sociedad en que estábamos inscritos. Me tocó vivir un tiempo de concepciones muy progresistas post Segunda Guerra Mundial. Flotaba en la humanidad entera un aire progresista con un acento muy fundamental en lo social, después de la pesadilla que significó el triunfo del nazismo. Ese magnífico plan de estudio estuvo influido por un profesor húngaro que llegó a Chile como refugiado y que había estudiado en la escuela de la Bauhaus. Esa concepción social en el ejercicio de mi profesión me ha acompañado toda la vida”, resume.
Fue así director de la CORMU durante todo el gobierno de la Unidad Popular, hasta el Golpe de Estado de 1973, de Augusto Pinochet. De la arquitectura oficial, a ser prisionero político.
https://doble-espacio.uchile.cl/2023/07/24/unctad-iii-el-legado-arquitectonico-y-cultural-de-la-unidad-popular/
https://www.santiagoadicto.cl/2018/11/26/275-dias/

En 1971, en 275 días, arquitectos, ingenieros, artistas y obreros, levantan el edificio de la UNCTAD III, para la sede de una conferencia de la ONU, que hoy es el Centro Cultural Gabriela Mistral (arriba, boceto propio). Se usó por primera vez la computación, y hubo constante convivencia con sectores populares, incluyendo un asado en Alameda, con Salvador Allende.
El diseño fue de José Covacevic, Hugo Gaggero, Juan Echenique, José Medina y Sergio González, y la construcción bajo coordinación de la CORMU. Además, el edificio integró arte al nivel de la ocasión, por parte del pintor Eduardo Martínez Bonati. Como curador, incorpora obras de Roser Bru, Gracia Barros, Luz Donoso, Guillermo Núñez, José Balmes, Mario Irarrázaval, Mario Toral, Samuel Román. Él mismo gestiona el pago, equitativo. “Fue el salario equivalente al de un obrero de terminación de primera”, recuerda Martínez.
La escala y tiempo de construcción es inédita. “El proyecto contempló dos edificios, la placa y una torre. La placa, de 24.000 m2, consistió en un pabellón de dos pisos de 170 metros de largo. En el nivel principal se ubicaron dos salas de conferencias con capacidad para 350 personas cada una, y una sala plenaria con capacidad de 2.300 personas. El nivel del ingreso se destinó a salas de reuniones y conferencias adicionales, y al salón de delegados. Los servicios de comunicación, una cafetería, y un restaurante autoservicio con capacidad para 600 personas, se localizaron en el zócalo”, explica Lawner, intermediario entre Allende y los profesionales. “La torre consideró un programa de 400 oficinas distribuidas en 20 pisos, con una superficie total de 15.000 m2 y 70 metros de altura, incluyendo un helipuerto. Ambos edificios estaban conectados entre sí mediante puentes y comunicados con el entorno urbano a través de túneles que vincularían con calles adyacentes, una estación de metro y el Parque Forestal”.
Se erigen 16 pilares, para sostener la cubierta del edificio, de 9.000 m2, permitiendo construir el resto simultáneamente. Se usan mayoritariamente materiales nacionales, reduciéndose a solo diez por ciento los importados. Y, por primera vez, la coordinación de un proyecto se realiza íntegramente con el uso de informática, lo que aceleró las obras. “La construcción se llevó a cabo en tres turnos, que funcionaban siete días a la semana. Allende visitaba la obra prácticamente a diario para alentar a los más de tres mil trabajadores”, dice Lawner.

Cronología de cambios de nombres y uso del edificio UNCTAD
En 1973, ocurrió el Golpe de Estado, y el edificio UNCTAD pasó a llamarse Diego Portales, siendo sede del gobierno de Pinochet hasta 1981, debido a la destrucción de La Moneda, que significó su bombardeo. Cae en progresivo deterioro, incluyendo un incendio en 2006, hasta que actualmente, remodelado, alberga el Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM.

Cronología:
UNCTAD 1971-1973
Edificio Diego Portales 1973-2009 (hasta 1981 fue sede de gobierno)
GAM 2010-2024
Es posible hacer el ejercicio de graficar los periodos del edificio, en un diagrama circular, para constatar cuánto pesa la memoria de Pinochet en algunas generaciones de chilenos. Ha pasado bastante tiempo, y sigue siendo más Pinochet proporcionalmente, en cuanto a tiempo, en la ocupación de los lugares.
1973-1981 edificio como sede de gobierno
1981-1988 conferencias
1988-2010 sombra (incendio de 2006)
2010-2024 transformación

– “Es caprichoso, es frío. No entiende el negocio”. – Kendall sobre Matsson (que al final resulta ser el ganador, el que se queda con la empresa, en el final, algo trágico, de “Succession”)
Plan Nueva Alameda
Este artículo termina con una vista y crítica del actual Plan Nueva Alameda.
Se percibe, como ya he opinado antes, como un minimizar las demandas que dieron origen al estallido social, de 2019. Recordando, Piñera ganó a Lavín evadiéndolo. Hay casos exitosos de política que esquiva, o sortea, sin decirlo en forma peyorativa. La gente dice “hacer el loco”, en los casos en que se evade lo conflictivo. A veces resulta, como recurso. Como escribía al inicio, nos adaptamos a la fuerza, sea bendita o maldita. Nos adaptamos a la infraestructura.
En mi caso me gustaría algo más frontal. Y el proyecto en cuestión tiene aspectos no aceptados por todo el espectro político, como en la imagen inferior, donde Eduardo Artés reclama por la ausencia de “Jardín de la Resistencia”, dando claramente a la propuesta oficial un cariz político, algo más cercano a la derecha. Cuando los bandos políticos, además, se empiezan a pelear de quién es la propuesta, hay un problema, de originalidad al menos.
Como antecedente, en diciembre de 2022, el Presidente Gabriel Boric, el gobernador Claudio Orrego, y los municipios de Lo Prado, Estación Central, Santiago y Providencia, firman el convenio que permite la transformación del eje Alameda. Son cuatro obras principales: una ciclovía metropolitana, de 24 kilómetros, la remodelación del “Nudo Pajaritos”, y de la Plaza Italia, y por último el proyecto de recuperación del espacio público, que incluye el mejoramiento de fachadas en torno a la Alameda, la ampliación de áreas verdes, y la implementación de cámaras de seguridad. Está basado, sin embargo, en un proyecto del tiempo de la administración Bachelet, previo al estallido social, vale decir, como si no hubiera ocurrido el evento. Asimismo, con posterioridad se había descartado, como poco viable. De forma poco humilde, Orrego la ha llamado “la remodelación más importante de los últimos 50 años”. Claro, está su nombre. Se desearía, como he leído en varios artículos, más participación ciudadana.
Parece ser el remozamiento de un proyecto “para otro tiempo”. Además, “no pasa por todas partes”. Tal vez un proyecto más “integral” sería más “socialista”. Una circunvalación. O, tal vez en el mismo eje, considerar “nodos”, o puntos de articulación con la metrópolis. Pensar transversalidad, no solo axialidad.
https://www.latercera.com/la-tercera-sabado/noticia/la-remodelacion-de-la-alameda-siete-miradas-de-expertos/45TMYOS3W5BUJDOEHIDW4U7H7E/
https://nuevaalameda.cl/navega

Esa capa de pintura, que se ha presentado como proyecto urbano, además, inquieta un poco. La entiendo, pero no la asimilo como de importancia. Claramente no es Vicuña Mackenna ni Juan Parrochia. Es algo que se va a perder, y va a quedar una “obra gruesa”, una infraestructura, con la que siempre hay que trabajar. Va a quedar la tarea pendiente.
La tarea pendiente de unir la ciudad. De propiciar equidad, como principio. Rebatir la idea, equivocada a juicio del presente artículo, de que la equidad no es importante. Dentro de esta “beligerancia”, ideológica, tal vez no tan negativa, sin embargo, puede darse la capacidad de mover infraestructura “no irritable”. Nadie molesta a Elon Musk porque quiere viajar a Marte, porque es un proyecto no irritante, que no molesta, es innovador. La capacidad de mover una “novedad”, que congregue. Si Elon Musk quisiera modificar un centro urbano, el centro de París, tal vez sería irritante, problemático. De hecho lo es, al intervenir en organizaciones de trabajadores.
https://lacasadejuana.cl/la-ciudad-y-los-concursos/

Queda subyacente, al pensar en lo mejor para la ciudad, aplicar una idea equitativa, real. El ejercicio de algo más radical. Se me ocurre un sistema de anillos concéntricos. Uniendo anillos a través de transversales, tipo Vicuña Mackenna. Una idea que tracé en un curso de la universidad. Con la que aprobé bien, generando ciertos comentarios.
La capital así podría estar conformada por anillos, que reduzcan la presión sobre Américo Vespucio, y radiales, que disminuyan el impacto sobre las vías y carreteras de acceso.

Es interesante leer opiniones, como las de los links anteriores. Andrea Ortega, académica de la Universidad Católica, destaca la implementación de la ciclovía, pero cree que “falta énfasis en la recuperación y puesta en valor participativa del patrimonio urbano en todo el eje y particularmente en la Zona Cero. La recuperación del espacio público no puede estar enfocada solo en el mejoramiento de fachadas”. Destaca que es necesario discutir la metodología en la que participará la ciudadanía: “¿La recuperación del espacio público para quiénes? ¿Cuáles serán las partes interesadas consideradas en el proceso? Es necesario tener en cuenta que los conflictos en este eje de la capital no serán resueltos sólo volviendo a pintar una y otra vez las fachadas”.

Conclusiones: Gobernabilidad y proyección de ideas, reivindicación de la equidad
Cuando no se quiere modificar la sociedad aparecen capas de pintura, que en un tiempo más un manifestante va a rayar. Alguien debería decir, a quienes redactan los textos, sobre priorizar ideas, en los mismos proyectos.

Le mostró una carta a medio llenar
Algo faltaba, estaba adulterado
Alguien le había mentido
Algo no estaba bien y se supo en peligro

Viendo aspectos positivos, se puede hablar de un proyecto más bien moldeable, que puede ser factible de cambios. Es flexible, puede adaptarse. Por otra parte, la remodelación y unificación de los sectores señalados, se percibe como necesaria. Ahora, de nuevo como crítica, puede entenderse en un tiempo de satanización de lo confrontacional, o controversial. Algo frontal, en lugar de todo este trabajo de tejido y ajuste, y toda esta cosa psicológica, que favorece consensos, en lugar de ideas, cierta pereza de ideas, en suma. Radicalizar permite tomas de opiniones más libres. Radicalizar sirve para clarificar. En arte y cultura obras con ideas comprometidas, y no exclusión. Un sentido de solidaridad y, como título del presente texto, la palabra equidad.
Continuidad, proyección, legado
A dónde va este gobierno de jóvenes, que tiene aspectos positivos, como problemáticos, producto del aprendizaje. Como gran crítica, no tiene una sucesión clara, y puede caer en el mismo error de prácticas criticadas: más que ideas y principios comunes, como aporte, traer solo personas.
Desde el innovador, pero desigual liberalismo, del tiempo de Vicuña Mackenna, en el siglo XIX, muchos chilenos alcanzaron a ver una búsqueda de bienestar estatal en el siglo XX, desde la república socialista de Marmaduke Grove, a los gobiernos de Pedro Aguirre Cerda, y Allende. Luego, la dictadura militar y el aire enrarecido posterior. Con sus errores, el aporte del siglo XX es aplicar sistema.
En los croquis elegidos, en el presente artículo, procuré detenerme un tiempo en tres ejemplos, con dos extremos icónicos. De una gestión cooperativa, en 1971, del edificio de la UNCTAD, a la arquitectura de gran escala, de carácter corporativo, empresarial, de 2014: la Gran Torre Costanera. Y el Barrio Cívico de 1930, como centro de la ciudad. De Vicuña Mackenna, me llamó la atención su halo de liberalismo, respondiendo a la época, un tanto clasista. Su buena previsión técnica, e intuición correcta, sin embargo: la avenida circundante. Y los proyectos controversiales y radicales del siglo XX, y comienzos del XXI. Recuerdo reuniones de taller de arquitectura en las que hablábamos, en un círculo, en grupo, y de repente llegaba alguien atrasado. Mi curiosidad era si el alumno iba a ser deficiente, o admirable. Y mi alegría cuando era admirable, a tal punto que influía y comenzaba a modificar la conversación. Eso significa que alguien nuevo siempre puede proponer algo fuerte. Un proyecto de arquitectura así puede hablar bastante de urbanismo.
Este posteo iba a ser crítico, pero de alguna forma se transformó, en parte, en un estudio. A propósito de la puesta en marcha del Plan descrito, me interesó este tema, que quise abordar en este posteo rápido. En el próximo volveré a mis proyectos.
Arriba y abajo: bocetos propios de proyectos de escala urbana en Santiago (febrero de 2024).