Vladimir Brontis: 7/26/20 - 8/2/20

Friday, July 31, 2020

Texturas, expresionismo y arquitectura ideológica


Se puede pintar con más o menos definición. Hay pintores que marcan bastante la línea. Otros pintan prácticamente encuentros de colores, sin líneas.
Dicen que Le Corbusier, más que pintura hacía grafismo, con límites bastante marcados, cercanos al cubismo. Cercano a la representación arquitectónica, como si el peso de su obra se acercara a las tres dimensiones.
La distancia así también es un tema interesante: hay cuadros que desde determinada distancia se comprenden, mientras que de cerca son manchones, sobre todo cuando se radicalizan las texturas.
El impresionismo, en la segunda mitad del siglo XIX, es el movimiento que, al experimentar con iluminación, deja la forma en segundo plano, y posibilita llegar a la obra a partir de trazos bastos, de modo que se hace necesario tomar distancia, para que aparezcan las figuras. “Impresión, sol naciente”, un óleo de Monet, debe ser el referente de la obra difusa, borrosa, donde el color se condiciona a una atmósfera húmeda. Los predecesores de Monet, J. M. W. Turner, John Constable, Thomas Girtin, paisajistas, se destacaron por figuras difusas, y paisajes donde predomina la atmósfera, y la búsqueda para expresar la lluvia, el vapor, el agua. Seurat lleva este concepto al extremo, en el neoimpresionismo.

Expresión ideológica
El impresionismo, y sus paisajes difuminados, sin embargo, tendrá contraparte en el expresionismo, como una escisión: expresión frente a impresión, vale decir no referirse tanto a la naturaleza exterior, sino al mundo personal, intuitivo, a la intensidad emocional, la imaginación. Por otra parte, se acercará a temáticas sociales. El arquitecto Bruno Taut, al igual que Le Corbusier, combinará su disciplina con la pintura, en una doble faceta, marcada por pasteles, en los inicios, y luego por tinta y acuarela en “Arquitectura Alpina”, donde el color es expresión de una utopía, de la ideología, del socialismo. Taut de todas formas priorizaría la arquitectura: “El pintor que hay en mí está subordinado al arquitecto. Para mí, pintar nunca puede ser un fin en sí mismo”
El color para Taut es económico, y entrega alegría: “No queremos construir edificios tristes (…) El color no es caro, como la decoración con molduras y artes plásticas, pero el color es alegría de vivir y, puesto que precisa de pocos medios para su aplicación, lo tenemos que rescatar ahora, en estos tiempos de escasez, al construir todos los edificios necesarios…” 


Su cromatismo, asimismo, no impone códigos rígidos sino postula un uso del color libre, expresivo, con un intenso despliegue de tonos tanto en interiores como exteriores, extendiéndose a estatuas, capiteles, elementos arquitectónicos. En muchos casos, incluso, la pintura es incorporada como composición independiente, por sobre las formas. 
La técnica de acuarela, utilizada por impresionistas, y expresionistas, es así un poco inexacta, se centra en lo primordial, es difícil tener control sobre ella, y deja paso a la textura de las atmósferas, en vaguedad. Y, como concepto, los cuadros se hacen difusos, en los límites de los colores. 
Volviendo a pensar en los ejemplos del impresionismo, y del expresionismo, estaba pensando en un paseo amable por la vaguedad.
Como capear la lluvia bajo un toldo inusitado. Como encontrarse con la barra de un equipo, y encontrar entretenidas las canciones. Y apoyar con entusiasmo, con esos himnos.         
La acuarela tiene flexibilidad con los límites de los colores, permitiendo la mezcla en el mismo trazo, y la superposición. Los acrílicos por su parte, si bien no permiten combinaciones secos, permiten relieves y consistencias, en los grosores. Otra forma de vaguedad, de amortiguar los colores.

Indicar comprensión: una de las claves del arte
Estaba pensando que algo puede parecer vago, pero más bien llevar a la exactitud, por lo que sugiere. Por la idea que llega a través de él. Y que si no llegara a entenderse sería un garabato, un manchón sin forma, un mamarracho, o algo sin sentido.
Existe así diferencia entre el garabato y sugerir. En el segundo caso, los manchones son un vehículo de comunicación, y empiezan a “tomar forma” con el mensaje.
El arte está en indicar comprensión. Y, como contrapunto, para ser libre se tiene que ser riguroso. De modo que el garabato sin sentido es el que lleva a estar sujeto a condiciones externas: es más libre tener ideas, sentido.
Tal vez puede ser hasta el camino al revés: hacer la casa mentalmente, para bosquejar la casa en sus aspectos esenciales, en su generación.


Arriba: ilustraciones de arquitectura propias, que he estado desarrollando: El Partenón (Ictino, Calícrates, Fidias), la Puerta de Europa o torres KIO (Philip Johnson), y el proyecto de Palacio de los Soviets, de Konstantin Melnikov. El original es un dibujo de tinta, de modo que he procurado acercarme a texturas tipo sumie (pintura oriental). Y a la vez dar un aspecto explosivo, de fuego.

El Palacio de los Soviets
En 1931 se llamó a concurso para construir el Palacio de los Soviets, proyecto gigantesco y polémico desde su inicio, participando las mejores oficinas y arquitectos de la época, entre éstos Le Corbusier, y Walter Gropius. Para ese tiempo, el realismo socialista convive con la arquitectura experimental, representada por Konstantin Melnikov. Este último arquitecto, también tiene su propuesta propia.


Arriba y abajo: proyectos de Le Corbusier y Walter Gropius para el Palacio de los Soviets.


El proyecto de Melnikov para el Palacio de los Soviets, que destaca por su expresión de la ideología, aúna el concepto de “construcción faraónica” con una clara gráfica del comunismo. Los gigantes de la URSS levantan la base de la pirámide y dejan abajo al faraón, para que ya no existan clases sociales. Es el proyecto que más me llama la atención, y aunque parece excederse en escala, procurando explicar los motivos de la URSS, resulta atractivo el desafío de levantar algo contra la física.

Los proyectos que participan son una galería de ideas. Sin embargo, es declarado ganador un proyecto de inspiración clasicista, de Boris Iofán. Esta decisión enfurece a Le Corbusier: "la decisión del soviet es un insulto al espíritu de la Revolución... es una traición trágica".
Boris Iofán, arquitecto del régimen, diseña un monumental edificio coronado con una estatua de Lenin, de 100 metros de alto. 


Mención aparte es el emplazamiento elegido, donde se ubicaba la Catedral de Cristo Salvador, que fue dinamitada. Luego, se realizan los cimientos y el refuerzo de acero para los niveles inferiores del edificio, pero la Segunda Guerra Mundial interrumpe la construcción. En 1942, el acero se desmonta y entrega al ejército, para infraestructuras urgentes. Finalmente se gana la guerra, pero el proyecto no llega a ejecutarse.
En su lugar, en los años sesenta, durante el gobierno de Nikita Jruschov se construye una piscina termal, pública y al aire libre, "Moskvá" (Moscú). Finalmente, en los 90, se utilizan los cimientos para la reconstrucción de la catedral demolida.
Esto último, ciertamente es reivindicativo, aunque un tanto provocador también, y muy años noventa (anticomunismo). A Cristo lo crucificaron: no debiera ser tan de grandes monumentos.


Es como si en la actualidad convivieran dos historias paralelas. Cristianismo, mezclado con el recuerdo heroico del comunismo en la guerra, del que tampoco se puede renegar. Al respecto, atacar el comunismo sería enfrentarse a gran parte del mundo. Noto así un esfuerzo diplomático: mostrarse conciliador con lo cristiano, a la vez que no ser tan conflictivo con los comunistas.
Así pienso que el palacio de los soviets no tuvo tanto un problema con el zarismo, al que derrocó, política y militarmente, sino con el cristianismo, que siempre se ha mantenido latente, y con sus cosas buenas y malas ha permanecido.
Sobre este último tema pienso finalmente que el latinoamericano, más constreñido en cuanto a medios, y aproblemado con la pobreza, ha llegado a un cristianismo más social, más de izquierda, siendo el origen de movimientos como la teología de la liberación, y que no está tan equivocado, y tal vez es una clave para este tiempo. Tal vez enfatizar la preocupación social, y el bien común, no tanto lo monumental, lo imponente.


“El pueblo se pone de pie”. Portada de la revista “Mensaje” (de tendencia cristiana), en el tiempo de la dictadura de Pinochet (1983). Pienso esa actitud, en lugar de grandes monumentos.

La exactitud como la verdad
Vale decir al final siempre se regresa a la exactitud, si se quiere ser moderno. Si se quiere buscar lo correcto siempre llega el momento de dilucidar, resolver, definir, después de la inspiración, después de internarse en la vaguedad, y de lo intuitivo es posible llegar a lo concreto. En el fondo siempre se trata de avanzar. Y las ilustraciones en acuarela ayudan a sugerir esos caminos como una exploración, una aventura.


Arriba: da la impresión de que fuera mucho más caro, pero por precios razonables es posible encontrar lápices y pinturas este tiempo, cuando hay tiendas cerradas, y menos medios. Acrílicos, lápices acuarelables, y acuarelas, de marcas económicas, se pueden encontrar también en supermercados. 


La Tierra esférica
¿Por qué dicen que la Tierra es plana?
El astronauta dice que es hermosa
Viendo el amanecer como un arco
Recorriendo una historia de la luz
en la ciudad cotidiana
Como si fuera un torrente sanguíneo
O un organismo
El contraluz se enciende
¿O todo es un sueño? ¿O todo es invento?
¿Qué dicen los astronautas?

Los finales felices
Los desenlaces son un abrazo
O un estado de redención
O infinito alivio
Debieran ocurrir exorcizando
Aun cayendo al vacío
Como un beso generoso

Los finales felices
Son para la posteridad
Para la gente
Para los bienaventurados

El autor se alegra al regalarlo
Se declara feliz al soñar
Sin aversión y su piedad
Por la humanidad
Como borrón al egoísmo
Poniéndole final feliz a todo