Indeterminación y laberinto
Como se suele pensar anverso y reverso, en cada proyecto, he pensado en el negativo, lo contrario a la página en blanco: una multitud de voces. Escuchar un solo mensaje, entre miles.
Lo circundante a nosotros parece intuitivo, no referido.
Así también en un territorio, agreste, al construir un hábitat se mide en él, se refiere.
El laberinto es la indeterminación, el misterio de las puertas y los pasillos: al referirlo en nuestra mente ya no es un laberinto. Conocer la salida refiere.
Referir es un lugar.
Y esta operación también seguiría siendo escribir en una página en blanco (similar al artículo anterior).
Concepto de lugar
Al hablar de lugar (del latín “locus”) se alude al espacio que ocupa un cuerpo. Todos los objetos los ocupan, y los hechos también necesitan de un espacio para ocurrir. Luego un lugar refiere un espacio ocupado.
La geografía es la ciencia que se ocupa del espacio físico: relieve, economía y sociedad, que ahí se ubican. Los lugares pueden ser urbanos o rurales, aptos para la vida o no y, como se ve, también pueden referir una idea, intangible.
¿Un lugar podría ser no habitado? Claramente. Podemos incluso conocerlo por sus “bordes”, referirlo en su perímetro, y éste contener rincones inexplorados. Definimos un polígono y lo adaptamos a nuestras geometrías: es lo que pasa con los parques urbanos, y su riqueza.
Concepto de espacio
Para la filosofía presocrática, espacio y materia se asocian a lleno-vacío, ser / no ser, etc. De manera que espacio es lo vacío. Platón refiere que hay un ser invisible e indestructible, que no cambia, las ideas. Otro en movimiento, creado y perceptible, que son las cosas sensibles, y otro eterno, que es donde habitan las cosas creadas, que es aprehendido por una razón apenas real, el espacio.
Aristóteles entiende espacio como lugar, pero como no es posible concebir las cosas sin espacio, éste no puede ser solo un contenedor, como afirma Platón. Así tampoco es válido considerarlo como vacío.
Desde el Renacimiento, la tendencia es concebir el espacio como continente universal de las cosas. Siempre igual, continuo, ilimitado, y donde cada figura es matriz de figuras iguales, a distintas escalas. En el sistema cartesiano el espacio es extensión, con la propiedad de continuidad, y tridimensionalidad.
En desarrollos posteriores el espacio es fundamento de las intuiciones externas, condición de la posibilidad de los fenómenos. En la física moderna, se relaciona con materia y tiempo, hablándose de continuidad espacio tiempo. Desde la metafísica, forma parte de la comprensión de la estructura de la realidad. Vemos a nuestro entorno un campo de infinitos movimientos posibles.
El generador de claves
“Lorem ipsum”, Generador de texto aleatorio
La idea que se me ha ocurrido es ocupar esta imagen de “indeterminación” para una nueva “construcción poética”, que lanzo como idea, en medio de mis actividades. Así un cerro o un sitio eriazo son una especie de “Lorem ipsum”. Territorio agreste.
Y, pensando otras imágenes, la historia de Babel, en la Biblia, podría concebirse como laberinto de voces con que Dios castigó a los hombres. Lo múltiple indeterminado, como laberinto.
Pienso en programas generadores de texto aleatorio, que dan lugar a este ripio o “maleza” de lenguaje, al igual que en un cerro. Y que se podría “medir” con trazos reguladores, igual como se funda: midiendo futuros cimientos.
A través de las impresoras de corte está la posibilidad igualmente de extremar horadados, creando un límite permeable. Y también construir con fragmentos plegados de estos cortes. Concebir así.
Y, sobre todo, destacar “fundaciones”, en un sitio eriazo. Es lo que he imaginado en esta oportunidad.
Oír tu voz en la multitud
Muchas líneas vuelta una
Un trazado regulador
Boceto en dibujo contorneado
Y limpias formas estacan
La visión del miope nítida
Como el agua cristalina
Las huellas del explorador
En las arenas del planeta
La idea del laberinto puede ser rica en matices y referencias, desde la arquitectura, desde la literatura, desde la poética. Por mientras, genero textos viendo cómo estos pueden crear paredes permeables, a través del software Silhouette de Curio.
Entrar al laberinto
Descubrir el camino
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Algo sobre los laberintos
http://moleskinearquitectonico.blogspot.com/2013/05/el-palacio-de-cnossos-creta.html
En la mitología griega el rey de Creta, Minos, encargó a Dédalo la construcción de un lugar para encerrar al Minotauro, dando lugar a uno de los laberintos más célebres en la historia. Arriba: planta del Palacio de Cnossos. Abajo: esquema del programa, y ordenamiento.
https://es.wikipedia.org/wiki/Laberinto_de_Creta
Cruzándose con la realidad, se piensa que esta leyenda se origina en el palacio de Cnossos. Un palacio de tanta tecnología y adelantos para la época (incluido sistema de alcantarillado), que debió haber parecido a los aqueos algo intrincado, como un laberinto, y traspasaron esta historia.
Desde entonces, el interés por estas construcciones no ha dejado de crecer, como una imagen recurrente de literatura, arte, y memoria colectiva.
"Generan un misterio evidente, tienen el atractivo de lo desconocido, de lo misterioso, del reto... Ese laberinto que se nos ha contado, ese laberinto para perderse, con sus bifurcaciones y sus curvas, posee el encanto y la emoción del caos y la confusión", Jaime Buhigas: “Laberintos: Historia, mito y geometría”.
La idea inicial de laberinto, de todas formas, era diferente. De hecho, el partido era al revés. "Los primeros laberintos solo tenían un camino. No había elección, con lo que perderse era imposible. Consistía en llegar al centro y salir", según el autor. Es su primer significado. "El laberinto original es un templo, una especie de lugar de encuentro con la divinidad, que está en el centro y salir, era una especie de símbolo iniciático, de la muerte iniciática y la resurrección".
Es la leyenda del Minotauro la que resume este primer sentido. "El laberinto es un proceso, es un viaje, como si fuera una peregrinación, un viaje interior. En el centro está el Minotauro, que también somos nosotros, una proyección de nuestras partes oscuras, instintivas, salvajes, aquellas que tenemos que matar. La interpretación es evidente, el laberinto es introducirse en el interior de uno mismo para arrojar luz en esa parte oscura, salvaje y brutal que todos tenemos en alguna medida".
Diseños de laberintos
Existen múltiples formas de diseño de laberintos. Los más antiguos son cuadrados y rectangulares, pero después surgen ovalados, concéntricos, de estructura arbórea.
Laberinto y arquitectura
Volviendo a laberintos reales, "los mejores y más interesantes son las que han quedado en las catedrales góticas del siglo XIII", observándose mosaicos con este motivo en la intersección de la nave y el crucero. Se piensa que el cristianismo los adopta como símbolo de la búsqueda de Dios y la redención. Se destaca la catedral de Chartres. "Es el paradigma de los laberintos. Su diseño es perfecto, desde el punto de vista de la geometría sagrada es impecable: los números con los que está hecho, las razones sagradas, el número de vueltas en un lado y en otro, el equilibrio absoluto de las partes...". Se trata de un laberinto de un solo camino, recorriendo unos 250 metros. Fue en el siglo XVI cuando se pierde parte de esta idea trascendental para tomar un sentido más frívolo. Desde la arquitectura renacentista, sobre todo en el barroco, se genera interés por los laberintos ajardinados. "Son laberintos modernos, lugares para perderse o para que no te encuentren. Se pusieron de moda y toda familia de clase alta que tuviera un palacio con jardines quería siempre un espacio laberíntico". Entre referentes actuales se encuentran los de Glendurgan (Cornualles), el parque del Laberinto de Horta (Barcelona), el jardín El Capricho (Madrid), los jardines de Marqueyssac (Aquitania), el Laberinto del Hombre Verde (Gales), los jardines del castillo de Villandry (en el Loira), el laberinto de Hampton Court (Londres) y el laberinto Stra (a las afueras de Venecia), del que se dice que es uno de los laberintos más complejos de resolver, que ni siquiera Napoleón fue capaz de completarlo.
Ver más:
https://www.20minutos.es/noticia/2443681/0/laberintos/jaime-buhigas/el-resplandor/
"El hilo que la mano de Ariadna dejó en la mano de Teseo (en la otra estaba la espada) para que éste se ahondara en el laberinto y descubriera el centro, el hombre con cabeza de toro, o, como quiere Dante, el toro con cabeza de hombre, y le diera muerte y pudiera, ya ejecutada la proeza, destejer las redes de piedra y volver a ella, a su amor.
Las cosas ocurrieron así. Teseo no podía saber que del otro lado del laberinto estaba el otro laberinto, el del tiempo, y que en algún lugar prefijado estaba Medea.
El hilo se ha perdido; el laberinto se ha perdido también. Ahora ni siquiera sabemos si nos rodea un laberinto, un secreto cosmos, o un caos azaroso. Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad."
(Jorge Luis Borges, Los conjurados)
Un laberinto y su solución (arriba)
Datos de navegación
En fotos inferiores realizo pruebas y ejercicios de un mensaje que se oculte o “resalte”, bajo determinadas condiciones de luz o color.
Veo las letras generadas como los datos de navegación de los vehículos modernos, que pasan por periodos en los que prácticamente no hay variación, hasta un evento, o descubrimiento, donde todos los datos se ven modificados, y cobran importancia.
Finalmente, procuro ver la dificultad del laberinto en forma positiva, y al descubrir la salida proyectarse uno mismo, como símbolo de un desafío, de un esfuerzo. Una renovación, un re-descubrir la luz del exterior.