Vladimir Brontis: 7/22/12 - 7/29/12

Tuesday, July 24, 2012

La escritura de una corporeidad: la posibilidad de un enfoque estructural

Al abordar el tema del número se presenta por añadidura el tema del símbolo. Las ecuaciones son un conjunto de símbolos, convenciones, que refieren una situación espacial. Pueden ser un “escrito”, de “otra cosa”, en este sentido le son recíprocos, y las concatenaciones de una son el desarrollo de la otra.
Una forma así tiene una escritura llena de números.


La lógica nos lleva al control de los símbolos
Esto nos sitúa en la importancia del símbolo, en su lado útil. Donde va el hombre deja sus símbolos, como parte de su manera de resolver el entorno, así más allá de dejar la huella del pie en la playa las huellas del hombre más bien son complejísimas: son “escrituras” para procurar tomar relación con el entorno.
Y las “escrituras” nos pueden llevar al adecuado control de los fenómenos.

La gráfica de una función
Me parece que de alguna forma la arquitectura paramétrica alude a eso. Siempre me ha rondado que un número represente forma (en el pensamiento inmediato siempre representa cantidad, y la cantidad es más ideal), puesto que la forma rápidamente refiere algo corpóreo, tangible, que se puede “hacer”. La forma en este sentido es más “real” o “concreta”.
http://es.wikipedia.org/wiki/Gr%C3%A1fica_de_una_funci%C3%B3n

La arquitectura 1441, o la arquitectura 6355.
Abordar la “escritura” de una arquitectura parece novedoso, y de interés. Cobra valor en la arquitectura paramétrica este desarrollo del símbolo a través de su lado útil, íntimamente recíproco a la representación.


En vez de colgar láminas los alumnos podrían entregar secuencias de números, y seríamos más inteligentes: todos dominaríamos ese lenguaje, en una utopía del número aplicado. Haciendo una analogía del lenguaje de Borges, pensando en su mundo, Tlön, podríamos entender “congénitamente” lo circundante en forma numérica, y este entorno empezaría a ser transformado por esta comprensión.
Nos daría otro orden.

Todo lo que decimos es como el agua, como la arena. Solo al referir construimos. Si el número nos permitiera referir, ¿no sería elegante?
¿No es elegante construir un trozo de mundo? Después se dice mucho o un par de palabras, pero todo esplende, como esplendía el griego, y es alucinante, ¿acaso eso no es distinto a hablar demasiado pero sin nada en las manos?


La arquitectura generada por parámetros grafica un mundo numérico, lo cual es nuevo, no es menor. Me llama la atención.


El tema del control de la deformidad y su implicancia
Hay un tema con el control de la deformidad que produce cambiar variables. ¿No se acerca a un tipo de manierismo, al modo de El Greco? La elongación longitudinal de las figuras se dispara en nuevas dimensiones, las columnas se angostan o engrosan, se proyectan, transforman.
Lo digo porque la deformidad podría ser engañosa, la estructura no. Y el aporte de esta arquitectura más bien son las estructuras novedosas.

Cuando se levanta una estructura ya está, no importa que sea 2 o 3 metros la abertura de la ventana. Para mí el asunto es más simple, no se tiene que caer. Ahora, si la abertura de la ventana llega al extremo que complejiza el equilibrio entonces es cuando el proyecto se vuelve muy interesante.

Entonces es cuando se está aplicando algo que viene desde el más allá, que es la matemática: la perfección desconocida, la estética de los astros, las leyes con las que gravitamos. Se está aplicando algo que nos sorprende.
Es un orden más rígido y justo que los avenimientos, la corrupción, el apego a lo material. También es ciego, como la justicia. Hay que obedecer al homeless, si él trae nuestro número. En este sentido no tiene cara: es algo que funciona, representa el bien.
Los planos de estructura son una buena “escritura” de una construcción, ¿por qué no dejar que hablen?
Al respecto subyace algo que me hace pensar: la modernidad no es bonita, es confiable.
Estoy pensando en Rodchenko y su manifiesto: "¡Abajo el arte, viva la técnica!, ¡Abajo el arte, que sólo enmascara la impotencia de la humanidad!". Rodchenko luego se está refiriendo al sentido sublimatorio de la representación, ir más allá de éste.


Construcción lineal, 1921

Llama la atención que este constructivismo desemboque en una expresión de la cultura anglosajona: el neoconstructivismo, conocido en los años 80, más cercano a la sofisticación que a los fundamentos. En estos años, ¿cómo acercarse tanto filosófica como materialmente a este estructuralismo, como un tipo de neo-neoconstructivismo?
Luego, la pregunta que nos asalta es: la representación es sublimación de algo que no hacemos, ¡por qué!. Si entendemos estas ideas, y las utilizamos, dotarían a las personas de energía transformadora.


Si queremos que los hechos expresen nuestro pensamiento, luego lo segundo debiera delinearse claramente. La idea del presente artículo así es situar el punto de partida en una filosofía, teniendo en cuenta que en el fondo todo parte de aquello. Y, derivado de ésto, subyace la idea permanente de incorporar a la entelequia un poco más de precisión.
Así es posible pensar si a esta filosofía le son incorporados componentes más técnicos, desde el inicio, podría generarse una novedad, un avance. Me gustaría ver la precisión y la lógica, avanzando, cuando pierden camino otros tipos de vertientes.


Pienso que si este artículo terminara con números, tal vez sería novedoso, y natural. Tal vez a eso vamos. Y sorprendería.


Filosofía y poética del habitar
En la Escuela de Arquitectura donde estudié “Filosofía del habitar” y “Poética del habitar” al final eran el mismo curso. Como si todo confluyera en asir el verbo, después de lograr la arquitectura, o bien llegar a una íntima comunión con lo concreto, con un dispositivo indesmentible.
En esa íntima comunión subyace el estructuralismo en poesía y arquitectura. De la poética a la lógica, la manifestación.

¿Hacia una estética más elegante?
¿Neoconstructivismo?
Al seguir esta precisión, es posible pensar si de manera casi azarosa vendrá a nosotros una estética más elegante, o estaremos desprovistos de aquello.
Parte de la modernidad en este sentido es a-estética, guiando el fenómeno a través de un proceso de correspondencias, situando la potencia como el paradigma que desplaza a esta estética. Luego las cosas cobran sentido al ser aplicadas: se resuelve un problema de lo circundantemente intuitivo. Este el sentido y ethos del proceso: ser un vehículo de optimización y habitabilidad.
Había quedado de abordar el tema de creación con proporción, pero el tema del número me ha atraído especialmente la atención en esta oportunidad, y constituye otra vertiente de generación y construcción.