Pátina y ritmo
Wright construyó un solo rascacielos, llamado Price Tower, en 1956. Encargado por Harold Price, para sede de su empresa, Price Company, es un edificio de 19 plantas y 67 metros, en Bartlesville, Oklahoma. Los pisos están en voladizo, desde un núcleo, describiéndose por el propio arquitecto como "árbol que escapó del bosque abarrotado". La alusión al árbol, y al triángulo equilátero, son claves. El edificio es soportado por un “tronco”, que alberga cuatro huecos de ascensor, anclándose al terreno por profundos cimientos centrales, semejante a una raíz, mientras los pisos sobresalen como analogía de ramas. Los cerramientos cuelgan de forjados, revestidos con “hojas”, de cobre con pátina. El edificio es asimétrico y, como árbol, “parece diferente desde cada ángulo”. En el encabezado, un croquis propio. Es destacable que el autor aprovecha cada intersticio de geometría para “hacer algo”. Un encuentro de tramas, o sistemas distintos, que en otros arquitectos es un error, o detalle subrepticio, que se muestra poco, como mera solución, en él se transforma en un “evento”, y le saca partido. Tiene detalles notables. Los materiales, asimismo, resultan innovadores para un rascacielos de mitad del siglo XX: muros de hormigón prefabricado, suelos de hormigón pigmentado, ventanas y puertas de aluminio, paneles de cobre. La geometría predominante es el triángulo equilátero, de modo que todos los elementos de iluminación, y ventilación, la recuerdan, mientras los muros, y muebles, se generan de este módulo. El encuentro del giro con la trama, ortogonal, genera detalles trapezoidales. En el vestíbulo, por su parte, aparecen, como inscripciones en dorado, dos citas de Walt Whitman. La última estrofa del poema “Salut au Monde” (Saludo al Mundo), y un fragmento de “Song of the Broad-Axe” (Canto del Hacha), imagen inferior, sellando el carácter de la obra. Es interesante lo creativo que parece el edificio, como si quisiera “expandirse”, igual que sus casas. Más allá del paralelepípedo, que todos los arquitectos hacen, sigue buscando la línea horizontal. La “separación” de sus componentes aún resulta orgánica, aunque los elementos compositivos se quieran escapar del volumen. Ese componente más fino, por el que los elementos permanecen unidos, es el que se encarece, y nos resulta interesante, y es el que tal vez se está desmontando en este tiempo, lamentablemente: las piezas se están tratando de vender por separado, por parte del último propietario, lo que ha resultado polémico. Sin embargo, es una ilación o discurso que aún cuenta con seguidores.
Desmonte
Ha sido noticia, en artículos de prensa, que la torre ha tenido problemas de gestión, se encuentra sin uso, y que el actual propietario ha puesto a la venta elementos interiores. El último año, ha estado envuelta en demandas, exigiéndose a los actuales dueños, Anthem y Cynthia Blanchard, recuperar el mobiliario, vendido a un comerciante de artículos históricos. Lucro prohibido, según la servidumbre de conservación, que impide la venta de patrimonio sin permiso. En su defensa, los dueños argumentan que ya no es propiedad de Price Tower Arts Center, organización sin fines de lucro. Sin embargo, el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2007 y, por lo tanto, las ventas de cualquier tipo están prohibidas.
Cabe destacar también que fue renovado por última vez en 2003, y que en edificios sin uso se pueden reducir las actividades de conservación, quedando en peligro de deterioro. Otro elemento de polémica.
https://news.artnet.com/art-world/frank-lloyd-wright-price-tower-closing-controversy-2525767
https://arquitectamoslocos.blogspot.com/2024/08/desprecio-y-veneracion.html
Arquitectura de culto
El segundo artículo, en español, también es interesante, sosteniendo que la obra pasa desde los extremos de desprecio a veneración. Así se critica tanto la gestión, como cierta incomodidad en el diseño (relativa), que afectaron su demanda. Las plantas superiores, se unen formando un hotel, de culto para seguidores de Wright, y en la planta baja se arriendan salones para reuniones, y eventos. Uso que parece haber terminado este año.
Más allá de esta crítica, válida, mi opinión tiene que ver con la vida que este tipo de arquitectura sugiere a sus seguidores, como si al comprenderla la transformaran en su hábitat. La buscan, la admiran, la declaran grata. Es una interesante sociología del significado: un trapecio que para uno es estorboso, para otro es agradable.
Si es por gustos, no a todos les gustan las torres, y es parte de las dificultades que ha tenido la vivienda social en altura. Es un fenómeno parecido a la arquitectura brutalista - socialista, en Europa: para algunos es obsoleta, para otros es fuente de inspiración vigente. En el mundo de mercado, americano, es interesante la fuerza con que este tipo de arquitectura, de inspiración más naturalista, aún se mantiene.
Pensando en la arquitectura propuesta por la Escuela de la UCV, como un ejemplo cercano, lo que para unos es poética, e ideas, para otros es precariedad. Ante un hecho material, las personas “ven” distintas cosas, con distintos lentes. Pátina y ritmo
En los balcones, y encuentros especiales, que se jerarquizan, se disponen paneles de cobre, junto con persianas, también de cobre. Su diseño (abajo, croquis propio) se refleja también en sillas, mesas, y molduras, utilizándose también en el interior. La modulación geométrica, por una parte, y el cobre verdoso, con óxido, que evoca follaje, son símbolos de una torre que sigue siendo uno de los proyectos más atractivos e inspiradores de Wright como arquitecto. Oxidación y corrosión
En un viaje a Valdivia, pudimos constatar con compañeros de carrera que la ciudad se conformaba de capas, superpuestas, en una humedad con pátina, que la unificaba. Abajo: borde fluvial de Valdivia.
El metal expuesto al clima sufre oxidación, y también corrosión. La diferencia es que la oxidación es un proceso superficial, posible de retirar, mientras que la corrosión provoca deterioro. En el caso del cobre o el bronce, las pátinas por lo general no son perjudiciales, sino protectoras. No suele retirarse de monedas, o esculturas, por ejemplo. Si se quita, la superficie se oxida otra vez, causando leve pérdida de material.
https://www.ternium.com/es/novedades/noticias/la-oxidacion-y-la-corrosion-del-acero--13540664220 La pátina superficial es una capa de compuestos: óxidos, carbonatos, sulfuros o sulfatos, por la exposición a diversos agentes: oxígeno, lluvia, dióxido de carbono, azufre. Oxidación que, por esa variedad, se caracteriza por diferentes colores y texturas.
La oxidación del acero Corten, por ejemplo, es distintiva, al punto de ser un producto comercializado. Esta, no lleva a disminuir resistencia, y más bien genera una película impermeable, que impide que esta oxidación prosiga hacia el interior. A su vez, tiene valor expresivo, como lenguaje atractivo, cada vez más asimilado culturalmente.
https://es.wikipedia.org/wiki/Acero_corten
La oxidación así cambia la fisonomía, pero no afecta las propiedades. La corrosión, por el contrario, provoca pérdida de dimensión, deteriorando el material, y afectando su resistencia. Ante sospecha de que eso ocurra, es imprescindible la limpieza, y medición, para constatar dimensiones y, de ser considerable el daño, su reemplazo para evitar la ruptura. Antlerita: orígenes del color verde
Un óxido de cobre es el óxido cuproso (cuprita), de color rojizo. Este, se convierte luego en óxido cúprico (tenorita), marrón oscuro. Las monedas de bronce antiguas, por ejemplo, tienen al menos una capa marrón, de óxido de cobre.
El sulfato de cobre (antlerita, imagen superior), o sulfuros de cobre (novelita y calcocita), dan un color verde a azul verdoso. El carbonato de cobre, generalmente, produce pátina verde (malaquita), y a veces azul (azurita y calconatronita). El carbonato es una reacción adicional del óxido de cobre, el cual es más estable que el primero, luego a veces es posible quitar este verde, dejando la pátina marrón. El acetato de cobre (cardenillo), también es de color verde, llamándosele verdín. Cobre, cromo y níquel: el color naranja
El naranja característico del acero Corten, por su parte, viene del alto contenido de cobre, cromo y níquel, y varía de acuerdo al nivel de oxidación, volviéndose marrón en ambientes agresivos (imagen superior). El acero Corten a la intemperie tiene la desventaja de que con el agua se desprenden partículas de óxido, resultando manchas, difíciles de quitar en el material que se encuentre debajo. Naturales o artificiales, las pátinas así son símbolo de tiempo y contexto. Verde, o naranja, como se acaba de describir, sus colores predominantes.
Noción de elemento meteorizable
A propósito de integración de arquitecturas con su contexto, es tendencia últimamente recomendar materiales llamados meteorizables. Que puedan ir variando, con un componente flotante de texturas y pátinas, en función del clima, y el paso del tiempo. El árbol de hojas no perennes, como referente natural, es variable: está en movimiento, en distintas etapas.
La herrumbre, y verdín, cambiantes según la estación, pueden cubrir un techo metálico, si está protegido, sin afectar su resistencia. De hecho, los colores de la naturaleza están en permanente mutación, y una forma de adaptación, alternativa al color invariable, es la flotación cromática y de texturas. Rasgo inherente en elementos espontáneos, como portones y tejados, pero también posible de incorporar con nuevas tecnologías.
Un interesante tema: la química en arquitectura. Anteriormente, me había sorprendido la visión, del tiempo de Oppenheimer, y del sindicato “FAECT”, de unir la arquitectura a las ciencias exactas, y me había preguntado qué tiene que ver con la química. No es menor el tema, tiene que ver tanto con resistencia, como con variedad. La arquitectura del futuro, probablemente, estará marcada por las posibilidades de la composición interna de nuevos materiales: propiedades de aislación, ahorro en espesores, etc.
Ritmo sincopado, variabilidad
Entrando al tema del ritmo, la síncopa en música es el recurso de composición que rompe de alguna forma su regularidad. Se mantiene en continuidad reconocible, con elementos de variabilidad o deriva, que la mueven, pero aun así se trata de un total distinguible. Se está tocando una pieza “estándar”, pero muy variada. Estas arquitecturas, flotantes sobre una estructura, evocan así una especie de jazz, o síncopa en el ritmo. Una “improvisación” de la naturaleza. El material meteorizable es el elemento variable. Un baile o “vuelo” dentro de la regla. Heterogeneidad en la homogeneidad. La fachada actual del GAM (arriba, croquis propio), muestra una interesante heterogeneidad, que se mueve alrededor de la “estructura gruesa”, elementos de ritmo, distintos tamaños, y pátina. Hay un elemento flotante, sobre otro bastante estable.
Un aspecto destacable es que son heterogéneos. Al afinar la vista, se nota que algunas partes se transparentan, y otras no: son más opacas. Viendo los detalles del proveedor de revestimientos para el proyecto del GAM, Hunter Douglas, semeja un panal, con algunas “celdas” ocupadas, y otras vacías. Arriba: croquis propio. Abajo: link con el panel del proveedor.
https://architectural.hunterdouglas.cl/proyectos-arquitectonicos/centro-cultural-gabriela-mistral-screenpanel/
https://www.archdaily.cl/cl/02-52707/centro-cultural-gabriela-mistral-cristian-fernandez-arquitectos-lateral-arquitectura-diseno
Luego de su inauguración, durante el periodo de Salvador Allende (UNCTAD III), y el uso como sede de gobierno de Pinochet, tras el fatídico golpe de Estado, el edificio original sufre un incendio, en 2006. Recuerdo una entrevista a un arquitecto sobre el tema, donde decía que tal vez “una chispa lo encendió”, dados los recuerdos disímiles que alberga, confrontados. Tal vez tiene razón.
Tras este periodo de oscuridad se reconstruye, en septiembre de 2010, como Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM, con una remodelación (2008-2010) a cargo de Cristián Fernández y Lateral Arquitectura. Más allá de lo elitistas y cerradas, para los sectores populares, que pueden ser estas intervenciones, su propuesta en cuanto a arquitectura parece interesante. Plantea, según el mismo autor, transiciones en la transparencia, mediante Corten perforado.
Abajo, una introducción de los autores:
https://www.archdaily.cl/cl/02-52707/centro-cultural-gabriela-mistral-cristian-fernandez-arquitectos-lateral-arquitectura-diseno
Incorpora salas de teatro y museo, bajo la continuidad de este revestimiento que va de lo transparente a lo opaco, alternándolo con muros cortina, y ventanales, siguiendo juegos básicos, y secundarios. La cáscara lo cubre, pero cuando el programa quiere ser visto los vidrios lo develan. La Iglesia de Los Domínicos de Santiago (1809), otro ejemplo de revestimiento icónico, y marca de contexto, fue construida por sus frailes como conjunto de iglesia y convento, a utilizar como noviciado. En 1847, se reconstruye el frontis, completándose las torres conocidas, con cúpulas de cobre. Del rojizo original, una pátina cubre estas cúpulas, dándoles un aspecto verde característico, sin que las hayan pintado.
Constituirse en “signo” de lugar, así es un aspecto interesante, que puede ser clave para fachadas más contemporáneas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_de_Los_Dominicos_(Santiago_de_Chile)
https://www.eiq.cl/dr-jaime-morales-se-refiere-a-patina-de-oxido-color-verde-que-recubre-monumentos-hechos-de-cobre/
Conclusiones
Siguiendo esta veta naturalista, a propósito, primero de Wright, y luego del proyecto de remodelación del GAM, pienso en recursos de transición, en torno a elementos anclados. Heterogeneidad mediante ritmo, y elementos ligeros.
Patrones meticulosos, matemáticos, o lo que han aportado últimamente las pátinas: texturas casi acuareladas, en movimiento. Recuerda cuando algo es inspirado, o por el contrario está muy estudiado. O está recibiendo presión, y es muy medido, meticuloso, y se le opone un verter, o derramar. Como los mismos contextos son: una indeterminación.
Un diseño geométrico no deja de producir cierta tensión. El agrado “un poco constreñido” de algo que tal vez “calzó justo”, y en cambio cuando son producto de la atmósfera pueden ser relajantes: formas de tinta, pulso, derrame. En mis proyectos, vuelvo a la idea de un elemento liviano, colgante, de una estructura gruesa. Estoy trabajando en modulaciones, para que calcen con la arquitectura. Alterno dos tipos de muro cortina, colgante y de marcos. Abordaré el tema en forma más pormenorizada en un próximo posteo. Con respecto al primer tema, pensaba en un próximo artículo también la idea de abordar “edificios exitosos”. Aquellos que recuperan la inversión, a propósito del primer caso visto, y su polémica. Que sean vanguardia y prosperen, más que ser solo un gran esfuerzo para dejar una especie de impronta, o ejemplo. O una especie de "suicidio" arquitectónico, o sacrificio.
Símbolos de sistemas, símbolos de una idea, o de una forma de trabajo. Tal vez busque como referencia estados de apogeo. Como los momentos "saludables" de las ideas. Seguiré, por otro lado, con la idea de patrones de fachada. Casi un rompecabezas, rítmico.