Entramados: los vanos
Arriba: casa Ozenfant, Le Corbusier (proyecto original), ilustración propia.
Le Corbusier, en sus publicaciones, dedica parte de sus estudios de proporciones a las ventanas, donde aplica su sistema de medidas basado en la antropometría: el Modulor. Los vanos siguen siendo un lugar donde la idea de proyecto se manifiesta, revelando parte de su interior, y como potencial expresión exterior, como ritmos de vacíos. Incorpora asimismo elementos más livianos, semejantes a los entramados de los árboles, que hacen respirar la construcción.
La fachada libre, que trae el modernismo, permite ventanas corridas, utilizándose las cuatro caras, que terminan siendo una veta de creatividad, incluso un lienzo, para posibilidades pictóricas.
Un vano puede considerarse dentro de un sólido, o desmaterializarse. Predominantemente muro sólido, como en el caso de Ronchamp, o predominantemente vidrio, como en el caso de la casa Curutchet, donde aparecen los módulos de separación de las ventanas, como elemento para medir los paños.
Casa Citrohan, "casa prototipo", de Le Corbusier
Aplicación del prototipo
La Casa Citrohan es un prototipo aplicado. Una unidad pensada para ser replicada, y es otro concepto en el que he estado pensando estos días. Una forma teórica puesta en práctica, con diversas variaciones según el lugar.
Adecuar un modelo, en sí mismo transformador, en sí mismo significado, recobra la importancia de la idea, y me hace recordar las posibilidades de prototipos abstractos: qué dicen, de dónde nacen, cuál es su generación. Me hace pensar en la idea de ícono, de “tótem”, como objeto de significado, y generador geométrico: el volumen escultórico. La arquitectura moderna también trae íconos: nuevos rangos de relaciones.
Volviendo a la casa Citrohan, es interesante la posición de la escalera, externa o interna según el caso, adaptada a la volumetría. La planta continua, aporte modernista, se revela en la libertad del programa, independiente del sustento de pilotis en la planta baja. La fachada libre, a la vez, posibilita un ventanal a doble altura, como también ventanas laterales alargadas, o balcones salientes, según se necesiten. Así, fachada libre significa liberar la envolvente de su condición portante, para generar llenos y vacíos de acuerdo a criterios geométricos. El volumen, luego, se reconstruye a través de una viga que sigue los dos lados libres de la terraza, reestableciendo virtualmente la forma primaria. Vigas, y en general el esqueleto de hormigón, pueden servir para volver a generar el cuerpo geométrico, en forma virtual, mientras los otros elementos son sostenidos o cargados. Reconstituir, mientras los otros elementos son livianos, y modificables.
“La casa Citrohan encarnaba el concepto de “machine a habiter” –la máquina para vivir- un utensilio funcional elevado al rango de arte gracias a unas proporciones sensatas, unos espacios agradables y la eliminación de la decoración injustificada y de los hábitos sin sentidos. Era un desafío utópico al statu quo” William J. R. Curtis, Le Corbusier, ideas y formas
Un arquitecto puede perder control de su obra al abordar los vanos. Terminar constreñido a especificaciones de ventanas (o de cualquier elemento arquitectónico) de un fabricante, a tal punto que no queda igual a su proyecto. Mejor o peor, claro. O los marcos los hace un contratista que hace lo que quiere. No es la idea, porque puede desvirtuar los partidos. Las ideas. Es necesario participar entonces del proceso, entregar las instrucciones adecuadas, conocer los nuevos materiales. Al respecto, soy de los que miran con cierta reticencia esas “sorpresas”, de tipo constructivo en los proyectos, como si no se tuviera control sobre la idea. Festejar demasiado un nuevo panel, o una nueva ventana, y solo eso. Las ideas deben esplender: un nuevo tipo de sociedad. Y la arquitectura participa de este cambio social. Participamos de aquello.
Apoyamos ideas de cambio: hay que demostrar eso.
A veces el arquitecto delega demasiado, y debiera conocer más: las especialidades cambian el proyecto. Es la idea la que debe encarnarse.
La ventana como fenestración (arriba), en la capilla de Ronchamp, y como construcción en sí misma (al lado), en la casa La Roche-Jeanneret, ambas obras de Le Corbusier. Uno podría pensar que el cristal es la fusión con el contexto, y que los elementos livianos, llevan a una disolución. Entonces es posible construir con elementos “limitantes”, más opacos, y con elementos “comunicantes”, más transparentes. Abajo: trazados reguladores, de Le Corbusier, que también incorporaba en la concepción de las ventanas. Expresión de la función, de la plástica, y también expresión de la voluntad.
Reconstrucción del cuerpo geométrico
Las cosas más significativas y fuertes son las que persisten. Es como vivimos la historia: aferramos cosas importantes, las valorizamos y organizamos en torno a ellas. Avizoramos el futuro en torno a lo que nos parece bien, queremos asirlo. En esa noción intuitiva tomamos jirones, trazos informes, les damos significado. Son como las palabras de la poética, no son cualquier palabra. Nos cuesta llegar a ellas. Las rasgamos, antes de irnos: queda lo importante. Aferramos un cuaderno de anotaciones: se van algunas páginas, quedan las ideas esenciales. Pero es vital que esas ideas esenciales sean las nuestras, las que nos representan. En torno a la preocupación social, por ejemplo, es importante que las personas populares sean la sal de la tierra, ese es el sentido.
Es interesante pensar que incluso en la disolución, en la desmaterialización, se está midiendo el contexto, el territorio. La medida, la proporción, no debe faltar incluso ahí.
Cuerpos escultóricos, proporción y función
Luego de este paréntesis basado en medir, y del tema anterior que era la percepción, he pensado en la aplicación de prototipos. Vuelvo a la idea del tótem generador, así en mis recuerdos de estudiante recuerdo que era tanto un concepto criticado, luego aceptado, luego incluso exigido.
He realizado así algunos prototipos (como el que da lugar al Conjunto “Nueva Equidad”), y tengo otros en carpeta.
En mis proyectos de vivienda, por su parte, veo rectángulos que se transforman en cuadrados, y proporciones armónicas. Me parece importante pasar por la modulación, como cedazo. Pilares que aparecen en un esqueleto que se revela, y reconstruye, porque es más armónico y funciona. Y, por supuesto, su adecuación al terreno, paisaje, y clima del lugar.
Me gusta la idea de la escultura que “sintetiza” el proyecto. Es un orden basado en armonía.
Se hace necesario finalmente buscar proyectos trascendentes, e incluso políticos. “Nuevos, nuevos, ¡nuevos planes!”
Le Corbusier y la política: la importancia de seguir a la vanguardia
Le Corbusier, que ha sido el foco de este post, también tuvo una preocupación política. Es conocido que participa con un proyecto en el concurso para el Palacio de los Soviets, de inspiración comunista, y que se indigna al conocer el proyecto ganador. La razón es clara: es clasicista y lo considera un paso atrás, una involución. La "decisión del consejo es un insulto directo al espíritu de la revolución... una traición trágica".
He pensado en los motivos que causan la gran molestia de Le Corbusier con la “izquierda política” de entonces. Y no solo es ante el clasicismo, a veces una respuesta reaccionaria implica banalización. Cuando se deja de pensar, de ser vanguardista, es una señal de expiración a largo plazo. Las cosas terminan.
Ahora bien, mas allá de activar la alarma de “hora de irse”, un profesional liberal debiera seguir en el fuego.
Forzar ponernos ante la construcción. Tomar partido. Un arquitecto, en este caso, sobre todo, proyecta. Asume una visión de mundo, y propone. Idear, trazar o proponer el plan y los medios para la ejecución de algo. Contrarrestar así el peligro de involución.
Mi tesis es que la izquierda actual ha estado bajo el conservadurismo. Perdida en procedimientos municipales, alejada del pueblo, cercana a la burguesía.
A propósito de Bauhaus y Vjutemás, escuelas de creación bullente, alemana una y rusa la otra, pienso abordar este tema en el próximo artículo. Y desarrollar el pensamiento en torno a una izquierda más liberal, no por ello menos fuerte.
Le Corbusier, en sus publicaciones, dedica parte de sus estudios de proporciones a las ventanas, donde aplica su sistema de medidas basado en la antropometría: el Modulor. Los vanos siguen siendo un lugar donde la idea de proyecto se manifiesta, revelando parte de su interior, y como potencial expresión exterior, como ritmos de vacíos. Incorpora asimismo elementos más livianos, semejantes a los entramados de los árboles, que hacen respirar la construcción.
La fachada libre, que trae el modernismo, permite ventanas corridas, utilizándose las cuatro caras, que terminan siendo una veta de creatividad, incluso un lienzo, para posibilidades pictóricas.
Un vano puede considerarse dentro de un sólido, o desmaterializarse. Predominantemente muro sólido, como en el caso de Ronchamp, o predominantemente vidrio, como en el caso de la casa Curutchet, donde aparecen los módulos de separación de las ventanas, como elemento para medir los paños.
Casa Citrohan, "casa prototipo", de Le Corbusier
Aplicación del prototipo
La Casa Citrohan es un prototipo aplicado. Una unidad pensada para ser replicada, y es otro concepto en el que he estado pensando estos días. Una forma teórica puesta en práctica, con diversas variaciones según el lugar.
Adecuar un modelo, en sí mismo transformador, en sí mismo significado, recobra la importancia de la idea, y me hace recordar las posibilidades de prototipos abstractos: qué dicen, de dónde nacen, cuál es su generación. Me hace pensar en la idea de ícono, de “tótem”, como objeto de significado, y generador geométrico: el volumen escultórico. La arquitectura moderna también trae íconos: nuevos rangos de relaciones.
Volviendo a la casa Citrohan, es interesante la posición de la escalera, externa o interna según el caso, adaptada a la volumetría. La planta continua, aporte modernista, se revela en la libertad del programa, independiente del sustento de pilotis en la planta baja. La fachada libre, a la vez, posibilita un ventanal a doble altura, como también ventanas laterales alargadas, o balcones salientes, según se necesiten. Así, fachada libre significa liberar la envolvente de su condición portante, para generar llenos y vacíos de acuerdo a criterios geométricos. El volumen, luego, se reconstruye a través de una viga que sigue los dos lados libres de la terraza, reestableciendo virtualmente la forma primaria. Vigas, y en general el esqueleto de hormigón, pueden servir para volver a generar el cuerpo geométrico, en forma virtual, mientras los otros elementos son sostenidos o cargados. Reconstituir, mientras los otros elementos son livianos, y modificables.
“La casa Citrohan encarnaba el concepto de “machine a habiter” –la máquina para vivir- un utensilio funcional elevado al rango de arte gracias a unas proporciones sensatas, unos espacios agradables y la eliminación de la decoración injustificada y de los hábitos sin sentidos. Era un desafío utópico al statu quo” William J. R. Curtis, Le Corbusier, ideas y formas
Un arquitecto puede perder control de su obra al abordar los vanos. Terminar constreñido a especificaciones de ventanas (o de cualquier elemento arquitectónico) de un fabricante, a tal punto que no queda igual a su proyecto. Mejor o peor, claro. O los marcos los hace un contratista que hace lo que quiere. No es la idea, porque puede desvirtuar los partidos. Las ideas. Es necesario participar entonces del proceso, entregar las instrucciones adecuadas, conocer los nuevos materiales. Al respecto, soy de los que miran con cierta reticencia esas “sorpresas”, de tipo constructivo en los proyectos, como si no se tuviera control sobre la idea. Festejar demasiado un nuevo panel, o una nueva ventana, y solo eso. Las ideas deben esplender: un nuevo tipo de sociedad. Y la arquitectura participa de este cambio social. Participamos de aquello.
Apoyamos ideas de cambio: hay que demostrar eso.
A veces el arquitecto delega demasiado, y debiera conocer más: las especialidades cambian el proyecto. Es la idea la que debe encarnarse.
La ventana como fenestración (arriba), en la capilla de Ronchamp, y como construcción en sí misma (al lado), en la casa La Roche-Jeanneret, ambas obras de Le Corbusier. Uno podría pensar que el cristal es la fusión con el contexto, y que los elementos livianos, llevan a una disolución. Entonces es posible construir con elementos “limitantes”, más opacos, y con elementos “comunicantes”, más transparentes. Abajo: trazados reguladores, de Le Corbusier, que también incorporaba en la concepción de las ventanas. Expresión de la función, de la plástica, y también expresión de la voluntad.
Relaciones de medidas en la casa taller para el pintor Ozenfant (arriba), Le Corbusier
Casa Ozenfant
La casa Ozenfant puede entenderse como uno más de estos prototipos, con un ventanal muy similar, con las mismas divisiones, a lo que se añade un aspecto de fábrica, en la techumbre.
Amédée Ozenfant, fue un pintor cubista francés, colaborador cercano. Junto a él elabora las teorías del purismo en el libro “Después del Cubismo”, y también en la revista “L´Esprit Nouveau”. Su casa-estudio para el artista es su primera obra en París.
En esta exploración, basada en el prototipo de la “Casa Citrohan”, desarrolla una técnica para extraer elementos de su contexto, estableciendo un nuevo significado: incorpora un ventanal o lucarna industrial, tipo diente de sierra, en arquitectura residencial, obteniendo un resultado novedoso y efectivo. La casa Ozenfant termina siendo un volumen escultórico en el que destaca la estandarización de las ventanas corridas y la saliente que marca el acceso. Además, es notable la esquina en ángulo recto desmaterializada, fuente de luz de tres planos.
Concibe tres niveles: la planta baja, sin pilotis, que incorpora acceso, garaje y espacios comunes, la primera planta, que alberga galería y dormitorios y, por último, la planta superior, que es el estudio de pintura, con las mejores vistas y luz.
Como curiosidad, con el cambio de propietario la obra se modifica en gran medida: se eliminan los dientes de sierra característicos, y también la cubierta acristalada sobre el estudio. En su lugar, se incorpora una losa de hormigón opaca, desapareciendo el cubo de luz, que había sido el partido de Le Corbusier, parte vital del proyecto.
https://bvg-arquitectura.com/maison-ozenfant-de-le-corbusier-en-paris-francia-1922/
El trabajo de marcos trae la división de una perforación, la generación de entramados. Y llama la atención que la fisonomía puede ser distinta, según se enfaticen verticales u horizontales. E incluso con ventanal se continúa marcando una "baranda" en el entramado de metal y cristal (casa Curutchet). Vale decir el entramado se adapta a las posiciones humanas, en ningún caso las entorpece.
Abajo: estudios de fenestración y volumen propios.
El “lado cerrado”, parte de un proyecto propio, basado en disgregación y restitución estructural. Entre función y geometría
Casa Ozenfant
La casa Ozenfant puede entenderse como uno más de estos prototipos, con un ventanal muy similar, con las mismas divisiones, a lo que se añade un aspecto de fábrica, en la techumbre.
Amédée Ozenfant, fue un pintor cubista francés, colaborador cercano. Junto a él elabora las teorías del purismo en el libro “Después del Cubismo”, y también en la revista “L´Esprit Nouveau”. Su casa-estudio para el artista es su primera obra en París.
En esta exploración, basada en el prototipo de la “Casa Citrohan”, desarrolla una técnica para extraer elementos de su contexto, estableciendo un nuevo significado: incorpora un ventanal o lucarna industrial, tipo diente de sierra, en arquitectura residencial, obteniendo un resultado novedoso y efectivo. La casa Ozenfant termina siendo un volumen escultórico en el que destaca la estandarización de las ventanas corridas y la saliente que marca el acceso. Además, es notable la esquina en ángulo recto desmaterializada, fuente de luz de tres planos.
Concibe tres niveles: la planta baja, sin pilotis, que incorpora acceso, garaje y espacios comunes, la primera planta, que alberga galería y dormitorios y, por último, la planta superior, que es el estudio de pintura, con las mejores vistas y luz.
Como curiosidad, con el cambio de propietario la obra se modifica en gran medida: se eliminan los dientes de sierra característicos, y también la cubierta acristalada sobre el estudio. En su lugar, se incorpora una losa de hormigón opaca, desapareciendo el cubo de luz, que había sido el partido de Le Corbusier, parte vital del proyecto.
https://bvg-arquitectura.com/maison-ozenfant-de-le-corbusier-en-paris-francia-1922/
El trabajo de marcos trae la división de una perforación, la generación de entramados. Y llama la atención que la fisonomía puede ser distinta, según se enfaticen verticales u horizontales. E incluso con ventanal se continúa marcando una "baranda" en el entramado de metal y cristal (casa Curutchet). Vale decir el entramado se adapta a las posiciones humanas, en ningún caso las entorpece.
Abajo: estudios de fenestración y volumen propios.
El “lado cerrado”, parte de un proyecto propio, basado en disgregación y restitución estructural. Entre función y geometría
Reconstrucción del cuerpo geométrico
Las cosas más significativas y fuertes son las que persisten. Es como vivimos la historia: aferramos cosas importantes, las valorizamos y organizamos en torno a ellas. Avizoramos el futuro en torno a lo que nos parece bien, queremos asirlo. En esa noción intuitiva tomamos jirones, trazos informes, les damos significado. Son como las palabras de la poética, no son cualquier palabra. Nos cuesta llegar a ellas. Las rasgamos, antes de irnos: queda lo importante. Aferramos un cuaderno de anotaciones: se van algunas páginas, quedan las ideas esenciales. Pero es vital que esas ideas esenciales sean las nuestras, las que nos representan. En torno a la preocupación social, por ejemplo, es importante que las personas populares sean la sal de la tierra, ese es el sentido.
Es interesante pensar que incluso en la disolución, en la desmaterialización, se está midiendo el contexto, el territorio. La medida, la proporción, no debe faltar incluso ahí.
Cuerpos escultóricos, proporción y función
Luego de este paréntesis basado en medir, y del tema anterior que era la percepción, he pensado en la aplicación de prototipos. Vuelvo a la idea del tótem generador, así en mis recuerdos de estudiante recuerdo que era tanto un concepto criticado, luego aceptado, luego incluso exigido.
He realizado así algunos prototipos (como el que da lugar al Conjunto “Nueva Equidad”), y tengo otros en carpeta.
En mis proyectos de vivienda, por su parte, veo rectángulos que se transforman en cuadrados, y proporciones armónicas. Me parece importante pasar por la modulación, como cedazo. Pilares que aparecen en un esqueleto que se revela, y reconstruye, porque es más armónico y funciona. Y, por supuesto, su adecuación al terreno, paisaje, y clima del lugar.
Me gusta la idea de la escultura que “sintetiza” el proyecto. Es un orden basado en armonía.
Se hace necesario finalmente buscar proyectos trascendentes, e incluso políticos. “Nuevos, nuevos, ¡nuevos planes!”
Le Corbusier y la política: la importancia de seguir a la vanguardia
Le Corbusier, que ha sido el foco de este post, también tuvo una preocupación política. Es conocido que participa con un proyecto en el concurso para el Palacio de los Soviets, de inspiración comunista, y que se indigna al conocer el proyecto ganador. La razón es clara: es clasicista y lo considera un paso atrás, una involución. La "decisión del consejo es un insulto directo al espíritu de la revolución... una traición trágica".
He pensado en los motivos que causan la gran molestia de Le Corbusier con la “izquierda política” de entonces. Y no solo es ante el clasicismo, a veces una respuesta reaccionaria implica banalización. Cuando se deja de pensar, de ser vanguardista, es una señal de expiración a largo plazo. Las cosas terminan.
Ahora bien, mas allá de activar la alarma de “hora de irse”, un profesional liberal debiera seguir en el fuego.
Forzar ponernos ante la construcción. Tomar partido. Un arquitecto, en este caso, sobre todo, proyecta. Asume una visión de mundo, y propone. Idear, trazar o proponer el plan y los medios para la ejecución de algo. Contrarrestar así el peligro de involución.
Mi tesis es que la izquierda actual ha estado bajo el conservadurismo. Perdida en procedimientos municipales, alejada del pueblo, cercana a la burguesía.
A propósito de Bauhaus y Vjutemás, escuelas de creación bullente, alemana una y rusa la otra, pienso abordar este tema en el próximo artículo. Y desarrollar el pensamiento en torno a una izquierda más liberal, no por ello menos fuerte.
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