Arquitectura y simetría: del Renacimiento al modernismo
La relación entre armonía y simetría fue fundamental en el Renacimiento, no tan así en el modernismo del siglo XX, sustento arquitectónico del cual procedemos, y que nos marca como generación. Recuerdo de la universidad que a los alumnos no se les aproximaba a la arquitectura con ese énfasis. Se remarcaba la continuidad espacial, la ausencia de ornamento, la claridad del partido, pero la simetría era un elemento que podía estar, o no estar, o estar en forma sutil.
El modernismo no es necesariamente simétrico: los maestros encontraron otra armonía, dentro de formas que buscan la función. La función es lo que realmente importa. Los elementos se pueden vincular por otras leyes. En el pensamiento renacentista por el contrario la belleza es simétrica, y eso se radicaliza: es considerada como el principio mayor generador de formas. Arriba: acuarela propia de la Villa Capra (vivienda renacentista, 1567-1570), de Andrea Palladio, donde la composición geométrica está regida por estos principios: equilibrio a través de caras que son prácticamente similares, y donde la variedad está dada por el atractivo desplazamiento de los volúmenes, incrustados a distinta altura.
Texturas y derrames
He buscado como soporte papel fabriano, y telas con gesso, procurando textura, rugosidad, que la planimetría de arquitectura tenga aspecto pictórico. Me resulta atractiva la acuarela y los acrílicos aguados, por la transparencia, y la sensación de color derramado.
Derramar es un acto físico: responde a un empuje. Hay pinceles que esparcen, para pinturas húmedas, mientras otros estampan, o incorporan texturas o formas predeterminadas. Tienden a repetir, replicar. Me ha interesado estos días las texturas que responden a ciertos patrones, pero lo que más me ha afanado son los intervalos de claroscuros. Colores no planos, más allá del relleno o simple hatch.
Lo atractivo es esfumar, sugerir la forma arquitectónica, como si apareciera. Se puede esbozar parte de los elementos constructivos, dejando vagos otros, y aplicar intervalos de oscuridad y luz, que otorgan variedad.
¿Un goteo o “action painting” es armónico? Responde a la física, a un acotado encuentro de esfuerzos, bien enfocado entonces debiera serlo. Por estos días imagino un cielo grande, y una arquitectura pequeña. Admitir una “deformación”, donde el contexto sea mayor, y lo acotado geométricamente más bien pequeño. Como una cabaña en el campo.
La pintura arquitectónica de Zaha Hadid
Previo a su desempeño como arquitecta, Zaha Hadid realizó una serie de pinturas abstractas (“The Peak”), explorando ejercicios en tres dimensiones de gran creatividad, que proponen una visión peculiar del mundo, cuestionando la física, y sugiriendo nuevas geometrías generadoras de diseño.
Desde el comienzo Zaha Hadid se ve inspirada por el artista Kazimir Malevich, utilizando la pintura como herramienta de investigación para proyectos de arquitectura. Nótese la búsqueda de otras leyes. De una matemática, a veces iterativa, en movimiento, pero no simétrica. Sensibilidad a través de la abstracción geométrica.
Arriba: Kazimir Malevich (“Supremus 55”), y la pintura suprematista, primera influencia de la arquitecta Zaha Hadid.
Renacimiento y constructivismo
Cabe preguntarse qué aporte actualizado tiene la composición geométrica, abundante en simetrías y reflejos, y si los cánones del Renacimiento pueden estar vigentes hoy. Le Corbusier ya los incorpora en sus sistemas de medida, reconociendo que la armonía es repetitiva, por lo general simétrica. Ver un elemento varias veces empieza a componer u ordenar un cuadro. Duplicar, multiplicar, tiene un efecto tranquilizante a las personas: los polígonos regulares multiplican medidas iguales: ofrecen un cálculo, un dominio del espacio reconocible. Le Corbusier entonces propone El Modulor, que debe bastante al canon de Da Vinci. Resulta interesante la posibilidad de racionalizar medidas de la naturaleza, y concebir principios. La repetición de elementos a su vez optimiza la respuesta estructural, la hace medible, dosificable.
El calculista enseña a dividir la obra en tramos simétricos, porque se conoce su respuesta.
Hay que tener claro, sin embargo, que para el constructivista es un proceso. Luego, al no buscar necesariamente la estética (la estética vendría del funcionamiento adecuado) el proceso se complejiza al descubrirse nuevas posibilidades geométricas y constructivas.
Lo llamaría “asimetría informada”. Hay cosas que tienen sentido con geometrías más complejas, representan además el movimiento, el avance, el cambio.
El factor social: conclusiones
El Renacimiento, y su atractivo nombre, es un periodo de vuelta al humanismo, al antropocentrismo, pero todavía prerrevolucionario. Las viviendas tienen forma de palacio, y se siguen construyendo para nobles y ricos.
Comprendido entre los siglos XV y XVI, es un puente entre la Edad Media y Moderna, un regreso a los valores de la cultura grecolatina, al legado de Grecia y Roma, y la observación libre de la naturaleza tras largos años de dogmas medievales. Este renacer postula una nueva forma de ver el mundo y al hombre, con cambios radicales en artes, política, filosofía y ciencias, reemplazándose el teocentrismo por la visión antropocéntrica.
A partir de estos años, el arquitecto deja atrás el carácter gremial y anónimo que había tenido, y se convierte en intelectual, e investigador. Vuelven los grandes tratados, explicarse el mundo circundante se vuelve importante nuevamente.
Un periodo de fuerte avance que, sin embargo, todavía no tiene el componente ideológico que ha marcado el actual siglo XXI. Es prerrevolucionario, y sigue basándose en cánones. La revolución francesa, y la revolución industrial, que marcan el siglo XVIII, replantean la sociedad, procurando justicia e ideales, maquinizan las formas, en búsqueda de un espíritu cada vez más democrático, de avance social para las clases populares. Nuevos valores y banderas, basados en el cambio social y el acceso igualitario a oportunidades.
En el próximo posteo, espero en breve tiempo, procuraré abordar las viviendas de la antigüedad, con un ejemplo de casa griega, que es lo que también he estado desarrollando últimamente, en la línea de las últimas publicaciones.
El modernismo no es necesariamente simétrico: los maestros encontraron otra armonía, dentro de formas que buscan la función. La función es lo que realmente importa. Los elementos se pueden vincular por otras leyes. En el pensamiento renacentista por el contrario la belleza es simétrica, y eso se radicaliza: es considerada como el principio mayor generador de formas. Arriba: acuarela propia de la Villa Capra (vivienda renacentista, 1567-1570), de Andrea Palladio, donde la composición geométrica está regida por estos principios: equilibrio a través de caras que son prácticamente similares, y donde la variedad está dada por el atractivo desplazamiento de los volúmenes, incrustados a distinta altura.
Texturas y derrames
He buscado como soporte papel fabriano, y telas con gesso, procurando textura, rugosidad, que la planimetría de arquitectura tenga aspecto pictórico. Me resulta atractiva la acuarela y los acrílicos aguados, por la transparencia, y la sensación de color derramado.
Derramar es un acto físico: responde a un empuje. Hay pinceles que esparcen, para pinturas húmedas, mientras otros estampan, o incorporan texturas o formas predeterminadas. Tienden a repetir, replicar. Me ha interesado estos días las texturas que responden a ciertos patrones, pero lo que más me ha afanado son los intervalos de claroscuros. Colores no planos, más allá del relleno o simple hatch.
Lo atractivo es esfumar, sugerir la forma arquitectónica, como si apareciera. Se puede esbozar parte de los elementos constructivos, dejando vagos otros, y aplicar intervalos de oscuridad y luz, que otorgan variedad.
¿Un goteo o “action painting” es armónico? Responde a la física, a un acotado encuentro de esfuerzos, bien enfocado entonces debiera serlo. Por estos días imagino un cielo grande, y una arquitectura pequeña. Admitir una “deformación”, donde el contexto sea mayor, y lo acotado geométricamente más bien pequeño. Como una cabaña en el campo.
La pintura arquitectónica de Zaha Hadid
Previo a su desempeño como arquitecta, Zaha Hadid realizó una serie de pinturas abstractas (“The Peak”), explorando ejercicios en tres dimensiones de gran creatividad, que proponen una visión peculiar del mundo, cuestionando la física, y sugiriendo nuevas geometrías generadoras de diseño.
Desde el comienzo Zaha Hadid se ve inspirada por el artista Kazimir Malevich, utilizando la pintura como herramienta de investigación para proyectos de arquitectura. Nótese la búsqueda de otras leyes. De una matemática, a veces iterativa, en movimiento, pero no simétrica. Sensibilidad a través de la abstracción geométrica.
Arriba: Kazimir Malevich (“Supremus 55”), y la pintura suprematista, primera influencia de la arquitecta Zaha Hadid.
Renacimiento y constructivismo
Cabe preguntarse qué aporte actualizado tiene la composición geométrica, abundante en simetrías y reflejos, y si los cánones del Renacimiento pueden estar vigentes hoy. Le Corbusier ya los incorpora en sus sistemas de medida, reconociendo que la armonía es repetitiva, por lo general simétrica. Ver un elemento varias veces empieza a componer u ordenar un cuadro. Duplicar, multiplicar, tiene un efecto tranquilizante a las personas: los polígonos regulares multiplican medidas iguales: ofrecen un cálculo, un dominio del espacio reconocible. Le Corbusier entonces propone El Modulor, que debe bastante al canon de Da Vinci. Resulta interesante la posibilidad de racionalizar medidas de la naturaleza, y concebir principios. La repetición de elementos a su vez optimiza la respuesta estructural, la hace medible, dosificable.
El calculista enseña a dividir la obra en tramos simétricos, porque se conoce su respuesta.
Hay que tener claro, sin embargo, que para el constructivista es un proceso. Luego, al no buscar necesariamente la estética (la estética vendría del funcionamiento adecuado) el proceso se complejiza al descubrirse nuevas posibilidades geométricas y constructivas.
Lo llamaría “asimetría informada”. Hay cosas que tienen sentido con geometrías más complejas, representan además el movimiento, el avance, el cambio.
El factor social: conclusiones
El Renacimiento, y su atractivo nombre, es un periodo de vuelta al humanismo, al antropocentrismo, pero todavía prerrevolucionario. Las viviendas tienen forma de palacio, y se siguen construyendo para nobles y ricos.
Comprendido entre los siglos XV y XVI, es un puente entre la Edad Media y Moderna, un regreso a los valores de la cultura grecolatina, al legado de Grecia y Roma, y la observación libre de la naturaleza tras largos años de dogmas medievales. Este renacer postula una nueva forma de ver el mundo y al hombre, con cambios radicales en artes, política, filosofía y ciencias, reemplazándose el teocentrismo por la visión antropocéntrica.
A partir de estos años, el arquitecto deja atrás el carácter gremial y anónimo que había tenido, y se convierte en intelectual, e investigador. Vuelven los grandes tratados, explicarse el mundo circundante se vuelve importante nuevamente.
Un periodo de fuerte avance que, sin embargo, todavía no tiene el componente ideológico que ha marcado el actual siglo XXI. Es prerrevolucionario, y sigue basándose en cánones. La revolución francesa, y la revolución industrial, que marcan el siglo XVIII, replantean la sociedad, procurando justicia e ideales, maquinizan las formas, en búsqueda de un espíritu cada vez más democrático, de avance social para las clases populares. Nuevos valores y banderas, basados en el cambio social y el acceso igualitario a oportunidades.
En el próximo posteo, espero en breve tiempo, procuraré abordar las viviendas de la antigüedad, con un ejemplo de casa griega, que es lo que también he estado desarrollando últimamente, en la línea de las últimas publicaciones.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home