Vladimir Brontis: Palmanova: pensar la ciudad que queremos en torno a la igualdad

Wednesday, March 31, 2021

Palmanova: pensar la ciudad que queremos en torno a la igualdad


Hay ciudades milenarias y centenarias, y ciudades recientes, como Brasilia (1960), y Chandigarh (1951-1965). También proyectos de ciudad ideal en la historia, como Amarna (Antiguo Egipto, 1346 a.C.) y Palmanova (Italia, Renacimiento, 1593, en la imagen superior, una acuarela propia). También producto de la voluntad de gobierno, más que de asentamiento espontáneo, como San Petersburgo, creación de Pedro el Grande, en 1703. Hay aplicaciones de voluntad geométrica en ciudades existentes, como las diagonales de renovación de Haussmann (1852-1870), en París. Últimamente, a propósito, han pasado un interesante documental sobre la transformación de París por el canal History. Recomendable, porque también da cuenta de las diferencias sociales en el siglo XIX: progreso, pero no para todos. A pesar de la inspiración filantrópica, muchos denunciaron efectos disgregativos, que desequilibraron la composición social. Más utópico, el plan urbano de Le Corbusier para París (Ville Radieuse, 1922), demolía gran parte del centro, para una “ciudad de torres”. Chandigarh, una ciudad para India, también de su autoría, y de su última etapa, inspirada en el cuerpo humano, fue bastante más razonable y, construida en 1965, ha tenido hasta la fecha un buen desempeño.

Hay propuestas radicalmente utópicas, inconstruibles, como las del colectivo “Archigram”, en la década de 1960. Y proyectos futuristas en el espacio, y en otros planetas, pensados para futuras colonizaciones, inusitados pero científicos, donde lo segundo es crucial para preservar la supervivencia: un proyecto puede ser una lluvia de ideas, pero no un juego. En torno a nuevas ideas de asentamiento, ya se han concebido nuevas propuestas de arquitectura en Marte, por ejemplo.
https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/957363/arquitectura-en-marte-proyectos-para-habitar-el-planeta-rojo

Finalmente, hay personas que no priorizan la necesidad de vivir en una ciudad, como el poeta Henry David Thoreau. Tal vez podríamos tener una vida autónoma, y solo comunicarnos para compartir.

La desigualdad urbana y los centros de interés
Si se pensara un valor necesario, prioritario y contingente para este tiempo, para nuestras ciudades, lo resumiría, en una palabra: igualdad. Igualdad de oportunidades, acceso equitativo a bienes y servicios.
Los elementos urbanos ya son igualitarios, lo cual es positivo: calzadas y veredas llegan a nuestras casas. Más modestas en barrios populares, pero cumplen una formalidad. Me hace recordar lo importante que es para las familias allegadas tener un número, por ejemplo: una dirección a la cual llegue correspondencia. Más ahora que la vivienda se ha convertido en un bien demasiado caro, y hay una nueva generación con muchas dificultades para acceder a vivienda propia.
Pienso que si construyéramos un pentágono, regular, uno de esos triángulos, o sectores del pentágono, de todas formas sería más pudiente. ¿Irremediable? ¿Las personas “favorecidas” se buscan? ¿Qué pasa si la ciudad se diversifica, sin segregación espacial?
Tal vez si los sectores fueran funcionales. Un sector de industrias, sectores residenciales, etc. Y cada sector residencial con una temática. Viviríamos como “comandos”: cada uno preocupado por su área. Nos necesitaríamos, pero tampoco nos oprimiríamos.
Pienso así inyecciones o suturas de temáticas, que por su atractivo pueden ser antídoto a la desigualdad: centros de interés. Centros de interés repartidos, que enriquezcan cada parte de la ciudad.

El caso de Brasilia
Pensar la novedad y utopía de Brasilia también lleva a considerar un estudio de por qué continúa la desigualdad en ella. Es cierto que fue “abandonada” en cuanto a proyecto y sufrió desprecio por el gobierno en tiempo de dictadura, pero también es cierto que tampoco se ha vuelto a colocar énfasis en la utopía inicial, transformándose en tema de diseño.
El traslado de la capital de Brasil, ante el antagonismo de Río de Janeiro y Sao Paulo, había sido un antiguo propósito. En 1956, siendo presidente Juscelino Kubitscheck, la idea comienza a construirse en Goias, una región pobre y, en muchos sectores, virgen. Busca integrar así a las regiones desfavorecidas, descongestionando la costa, al producir un interés interior.
Los arquitectos Lucio Costa y Oscar Niemeyer son los diseñadores principales. La generación proviene de dos ejes que se cruzan, donde uno de los ejes se curva según el terreno, y ambas directrices van complejizándose conforme incorporan funciones.
Se procura un modelo de ciudad "utópica", sin clases sociales. Por esto, se le llama también “Capital de la Esperanza”, nombre dado por el escritor francés André Malraux. Aunque este sentido no llega a cumplirse, durante su construcción la igualdad sí fue tangible, cuando obreros y funcionarios compartían campamento y comida.
Sin embargo, el resultado es una ciudad disgregada. Su construcción necesitó desplazar, y alojar, gran cantidad de obreros, generándose asentamientos, al margen. Surge la “Cidade Livre”, con viviendas informales. Lo provisional se consolida, obliga a tomar medidas, y preparar ciudades satélites. En esta área metropolitana la Brasilia original termina como centro político, y turístico, donde solo acceden clases privilegiadas. Estratificación social que ha sido una de las críticas más repetidas.
He pensado que algo tan radical como proyectar asentamientos desde su inicio, de todas formas, es una oportunidad para pensar la ciudad que queremos. Pensar la ciudad que queremos en torno a la igualdad.

Los dos ejes de Brasilia (Lucio Costa, Oscar Niemeyer, 1960): El eje central, recto, llamado monumental, con edificios significativos, de interesantes geometrías, y sus alas o brazos habitacionales, que se curvan según el terreno, arriba: acuarela propia.

http://urban-networks.blogspot.com/2012/06/la-triada-de-la-ciudad-funcional.html
https://www.kiwaku.com/2018/10/ciudades-del-renacimiento-palmanova

El Renacimiento: Palmanova
El Renacimiento, en torno a esta idea de crear desde cero, fue un periodo en el que se dio especial impulso a la concepción de ciudades ideales geométricas, ex novo, destacando en el diseño arquitectos como Filippo Brunelleschi, Leon Battista Alberti, Filarete (Antonio Averlino), y Vincenzo Scamozzi. Entre las características de estas ciudades está ajustar todos los elementos a formas que recuerdan el círculo: estrella, octógono, circunferencia, con calles radiocéntricas, edificios de altura común, y plazas ritmadas, evocando el foro o ágora. Proporción, armonía, simetría, y a su vez paisajismo, para combinar edificación y naturaleza. Se optimiza la salubridad, la ubicación eficiente de las instituciones. Y un principio de funcionalismo: cada barrio se dedica a una cosa.
Las ciudades ideales que se conciben, circunscritas bajo estas geometrías radicales, no se materializan, salvo excepciones. Palmanova es una, en la República de Venecia del siglo XVI, actual norte de Italia (Udine), diseñada por el arquitecto y artista Vincenzo Scamozzi, en 1593.
Su diseño se basa en la ciudad de Sforzinda, de Filarete, así como en Marco Vitruvio y las bases arquitectónicas de Alberti, “De re aedificatoria”, un intento de realizar el primer tratado moderno de arquitectura, combinando enciclopedismo y humanismo. Fortificada por el peligro turco, Palmanova surge dentro de una estrella de nueve puntas, circunscrita a un eneágono, con una plaza hexagonal de la que parten ejes. Estos rematan en accesos y torreones, que no son curvos como en el medioevo, sino terminan en puntas, difíciles de derribar. Valores de la Antigüedad, reflejados en la proporción, y equilibrio de las simetrías, se retoman.

Palmanova, San Marco y Sottoselva, urbanizaciones cercanas en la actualidad, según foto de Google Earth (arriba).

¿Sirven las modulaciones, los prototipos? ¿O la ciudad es sencillamente aditiva? Me resisto a pensar lo segundo, pensando que pueden aplicarse modelos. Que una geometría o formalidad generadora puede resultar benévola, como elemento de unión o igualdad. Palmanova me sugiere habitar un gran edificio.
En la fotografía aérea (arriba) el asentamiento inicial termina en sí mismo. Dan ganas de pensar una generación original rotada y duplicada. Su similitud con una mandala de nueve puntas, que puede crecer como espejo. Tal vez con un Plan Regulador formal, y abierto, podría preverse un crecimiento. Sería entonces una solución simple: qué más igualitario que habitar una gran forma. Dar lugar así a esta idea de gran edificio, y a una teoría de nodos: algo que no crezca interminablemente de un centro, sino que se diversifique en subcentros.

Conjuntos habitacionales de módulos: ver el mar
El fondo de Valparaíso es el mar. Sin el mar las construcciones de la UCV se verían precarias. Nuestro pensamiento social es el mar: el lugar donde llegar. Esa especie de precariedad con mar.
Tiempo atrás empecé a plegar y llegué a un poema constructivo, como noción de orden. Construí los prototipos del tamaño de una persona, en madera. Luego, empecé a verlos como casas, y luego como conjuntos habitacionales.
Con un plan regulador formalista pienso que se podría dar lugar a esta teoría del edificio, con conjuntos como el que presento a continuación.



La ciudad de Nueva Equidad
“Si yo me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba”
Federico García Lorca
Al convertir o arquitecturizar el prototipo poético, vi que es posible asociarlo, para crear un proyecto de conjunto, con una fisonomía característica. Empecé entonces a imaginar su posible nombre, y surgieron ideas más vastas, de poblado, asentamiento, o incluso ciudad. 

El pueblo y la ciudad
Antónimos pueblo y ciudad
Palabras opuestas, distantes
Una al margen de otra
En el borde, fuera del radio
Está la ciudad precarizada
La ciudad del pueblo
O el pueblo de la ciudad
Antónimos convivientes
Alejados en periferias
De la ciudad fantasma
Donde coches transitan
Calles grises sin pueblo
Números en pantallas
Cifras ausentes vacías
El pueblo entra a la ciudad
Encarna cada edificio
La ciudad es el pueblo
En todas sus esquinas
Extendiéndose en el sueño

Más que una calle que habitar
Buscar un lugar donde ser
Más que un lugar material
Un acto inherente
La nueva ciudad
Estará donde el pueblo vaya
Está donde tú vayas

Planes
Normalizar sociedad
En algo totalmente deleznable
Normalizar en un canon
Un callejón convertido
En una especie de centro para soñar
Un placebo para soñar
Un sustituto para soñar
Falsedades oportunas…
Me niego, con un rotundo ¡No!

Hay que volver a los sueños
Hay que volver a los planes
Hay que hacerlo todo
De lo contrario vamos a partir
Buscando un sueño en la niebla
De la entrada a otro paraíso
Dejando nada en este

Nuevos, nuevos,
¡Nuevos planes!

Esta protesta eterna
Este eterno pretender
¡No me gusta!
Aferremos, ahora
La ciudad de las realizaciones
Que entran a la tierra
Los edificios concretos
Y los volantines que sueñan

Ciudad de Chile / Nueva Equidad
Estos conjuntos serían una aplicación de voluntad geométrica. Modulaciones, que evoquen equidad. 
El arquitecto Raúl Irarrázabal siempre le está presentando Santa María de la Luz a Sebastián Piñera, y Piñera le responde afirmativamente, pero en el fondo es una idea poco viable. O demasiado vasta. Pero todos la tenemos en la cabeza. He pensado estos días sobre descongestionar Santiago con otra capital: Nueva Equidad, su nombre valórico. Aunque pensando en forma más simple, administrativa, y política, la llamé Ciudad de Chile.

Ciudad de Chile / Nueva Equidad
La enigmática Ciudad de Chile surge como un proyecto parecido a Cantalao, en 2021, un asentamiento para artistas y actividades culturales, pero algunos comenzaron a especular que se trataba de un cambio de capital, debido al nombre, similar a Brasilia, Ciudad de Panamá o Ciudad de México.
Estos conjuntos, o asentamientos, con nombres evocativos, o poéticos, consideraban un cambio de sistema, posterior al estallido social de 2019. De todas formas, en la década de 2020, la situación social ya se había hecho tan insostenible, que algo tan impensado comenzaba a tomar forma.


Por mientras continúo proyectando el conjunto habitacional, en este tiempo aún de pandemia. Me empieza a resultar tan concreto que aparecen planos. Me gusta la posibilidad de duplicarlo. Me agrada la idea, y he estado tan animado que pienso que terminaré construyéndola con mis propios músculos. Y si no es posible, parte de aquello. Conjunto a otras ocupaciones, y encargos de mi oficina, también elaboro estos días otro proyecto, tipo institución o administrativo, además de una vivienda unitaria.

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