Vladimir Brontis: El barrido de la sombra y el claroscuro en arquitectura

Saturday, December 19, 2020

El barrido de la sombra y el claroscuro en arquitectura


¿Las sombras son parte de la arquitectura? Hay proyectos donde son inherentes, y la obra no se entiende sin claroscuro. Hay proyectos más bien planos, o que toman sombra de entornos naturales, donde no es un elemento significativo. La relación luz y penumbra no es imprescindible. ¿Una obra podría representarse sin sombras y no perder sentido? ¿Entenderse sin ángulos y superficies más oscuras? El dibujo técnico, las planimetrías, muchas veces no las incluyen, y las personas imaginan el proyecto igual.
Se me ha ocurrido que los motivos que uno dibuja a veces tienen el pretexto de observar el comportamiento de la sombra, y que sea una presencia marcada. De alguna forma componen el cuadro. Es posible ver la ilustración entonces desde el estudio de estos barridos. De todas formas, me ha llamado la atención ver proyectos que presentan un intenso “oscuro”, producto de volúmenes salientes, que contrastan con partes “iluminadas”. O atractivos ritmos de 45° en las fachadas. Alto contraste, mientras todo el resto puede quedar difuminado.
Por otra parte, se podría decir que las sombras son “científicas”, no son elementos extraños o arbitrarios. Alguien podría exagerarlas, pero son elementos naturales.


Antigüedad: la casa griega y el origen del compluvio
En la primera imagen: casa renacentista cortada, pintada con acuarela (dibujo propio): Villa La Rotonda, de Andrea Palladio. Se hace el esfuerzo en construir el corte, para ver cómo se comporta la luz. Abajo: representación propia de una casa griega en la antigüedad, en acuarela.
Me llama la atención la simplicidad, de carácter aditivo en torno a un patio descubierto porticado, como carácter común, que he visto en varias representaciones. De adobe, sin cristales, techo de madera, tejas de barro. Gineceo y Androceo: el nombre que recibían las salas de mujeres y de hombres, respectivamente. El patio central a su vez será la base para el futuro compluvio romano, donde se situaba el impluvium, o estanque para recoger las aguas lluvia.
Pienso que la idea de representar recurriendo a la acuarela (a propósito de mi último proyecto de libro), es el derrame, buscando diferencias en cada tramo: el derrame también trae claroscuros. El claroscuro de las texturas, mezclado con el claroscuro de las arquitecturas, trato de que me diga algo.
Las paredes se suelen pintar como planos, de color homogéneo. El color parejo y llano se suele valorar, sobre todo cuando no tiene marcas, de brochazos o rodillo. Una persona podría percibir una pared pintada prácticamente como hatch de color unitario, o “solid”. La textura en cambio es la variedad en el fondo uniforme, y la voluntad de hacerlo deliberada, como los tratamientos de estuco rugoso, por ejemplo, o las pinturas texturadas. Impresión de variedad, que se logra incluso con repetición de patrones. Un evento o señal, una marca, que sobresale cada cierto tramo.

Referencias: Casa Lago Pirihueico, de Alejandro Aravena


Como referentes de este tema, pienso tanto en la voluntad de construir el objeto oscuro versus ver desde la luz. En el caso de lo primero: casa Lago Pirihueico (2003), de Alejandro Aravena, es construir un edificio “color sombra” en un terreno volcánico, y con fuerte radiación solar. Llama la atención el “fuerte oscuro”, en las partes superiores, que se fusiona con el contexto. Viendo la luz como protagonista, por su parte, el Museo Louvre de Abu Dhabi (2017), de Jean Nouvel, y el Edificio Sfera (2003), de Marten Claesson, Eero Koivisto, y Ola Rune, pueden ser buenos ejemplos. En el segundo caso, el edificio Sfera es un centro cultural en Gion (Japón) que contiene una galería de arte, y tiendas culturales. Moderniza la idea de protecciones solares mediante pantallas de “hojas”: un velo de titanio, creando un juego intrincado de luz y sombra en el interior.

https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/02-7406/casa-lago-pirihueico-alejandro-aravena
https://www.france24.com/es/20171109-louvre-abu-dabi-jean-nouvel
https://www.archdaily.com/76863/sfera-building-claesson-koivisto-rune


Los árboles son imponentes
entramados,
llenos de sombras y variedad.
Las nubes son
transcursos nunca iguales.
Los cerros se pliegan
en quebradas, promontorios,
ángulos.
Luego la arena llega homogénea
En un horizonte sin fin

La nieve es arena de agua.
Caída la tarde inmutable
Es un desierto.
Un libro que se vuelve blanco
La arena solo es fecunda
Si tiene un borde
Solo un poco
Es suficiente
Solo un lugar en el espacio
Es suficiente
Para ser nosotros

La idea de un proyecto de arquitectura propio basado en “visiones pictóricas”

Estos últimos días he pensado en el proyecto “Cantalao”, el habitar poético por autonomasia, y que era tema recurrente y subyacente en los cursos más poéticos de la carrera de arquitectura. Un poco como buscar el eslabón perdido de los proyectos de arquitectura. Y de alguna forma encontrar el “utopos”, el “no lugar”, que da sustento y sentido. Recuerdo que era comentario de pasillos ese concurso mítico, su historia desde tiempos de Neruda, y el proyecto ganador no construido, sobre recorrer la poesía. Crecí escuchando eso, y me marcó esa idea.
El socialismo de Allende, el recuerdo de su gobierno, también era algo inacabado. El recuerdo de algo inconcluso. Son las cosas que me han marcado. En la carrera uno se da cuenta de que a veces se construye, pero sobre otros parámetros. Se construye de manera muy cerrada, estrecha. Los proyectos en cambio dan la oportunidad de explorar más allá, proponiendo ideales, o “no lugares”.
Para las personas es como volver a ser la sal de la tierra, o “hasta que la vida vuelva a tener sentido”, como dice una de las frases del reciente estallido social, acá en Chile. Los burgueses nos han negado eso.

Utopos
¿A qué le llaman Shangri La? ¿La razón de ser de las personas? ¿El proyecto esencial? ¿El lugar ideal?
¿A qué le llaman Leitmotiv? Se puede entender Leitmotiv como motivo central, o asunto reiterado en forma inherente, el "motivo central recurrente de una obra". Es algo en la conciencia. La constante inspiracional en un proyecto, que no podemos manipular.
Más que los deseos imperiosos de constructibilidad, los deseos libres de soñar. Avanzar a través de esa veta.

Un trazo en el blanco hace posible
Existir, persistir en esa superficie


Por mientras pienso y dibujo el módulo poético que he imaginado recurrentemente, y lo arquitecturizo. Lo imagino como viviendas, luego como conjuntos. Articulándolo, veo si se puede modular, y contrastar paños llanos, con partes más disgregadas, que produzcan sombras.
Pienso si en estas modulaciones podría avanzar hacia mi “utopos”. Junto con ser más multidisciplinario, traer arte y poesía.
Cortar edificios, procurar comprender sus espacios y sombras me ha sugerido zonas de homogeneidad y heterogeneidad, disgregación.
Pienso que mi nuevo libro debería terminar con una propuesta, que procuraré abordar en forma más profunda en el próximo posteo. Y mostrarlo con más desarrollo, desde luego.

Para terminar, hace poco vi el documental: “Rothko: los cuadros deben ser milagrosos”. El pintor Mark Rothko tuvo una relación de amistad con el arquitecto Philip Johnson. Tuvieron el acuerdo de poner sus pinturas en uno de sus proyectos. Rothko lo visitó y, acostumbrado a sus ideas sociales, de igualdad, al ver la relación patrón empleado, y el ambiente que tenía el lugar, que era un restaurant, algo le pasó, algo le causó crisis.
Lo cierto es que pidió retirar sus pinturas. Lo que parece irracional. Pero pienso que es como si le hubieran destruido el “utopos”, el “no lugar”. Rothko es un caso extremo, rozando en lo excéntrico, pero tal vez es importante mantener el sentido de las cosas.

Solo una nota marginal
Al pie de la página vacía
Es más que suficiente

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