Servir para vivir
El asunto de la funcionalidad: la fundamental simplicidad
Las cosas que hacemos tienen que servir para vivir. No tiene sentido desarrollar hasta el infinito un proyecto que está mal, por ejemplo. Las deficiencias de la modernidad, desde mi punto de vista, tienen que ver con desarrollar maquinarias de poder vacías, olvidando el nacimiento, el origen de los movimientos, y la articulación de ideas, más cerca del desprendimiento, la generosidad. Lo innato, la entrega, el sacrificio. La máquina en este sentido debiera ser más bien vehículo del ideario, como función.
Cabe recordar así la elemental simplicidad de la pala, el plus del brazo, las cosas útiles en la cotidianeidad.
Esto contrapuesto a polémicas que no sirven para vivir: discusiones que se extienden y no ayudan a las personas, ni física ni espiritualmente: la retórica ha desplazado a la idea, a la fuerza que mantiene en movimiento.
Discusiones que hablan de lo que no quieres hablar, y que callan otros temas y expresiones, son algo que ocurre mucho hoy día, y es una seria deficiencia del medio del arte y la cultura: imposición, tedio, aburrimiento. Ante eso pienso que el acto positivo es el que toma preponderancia: todos tenemos un discurso, es lo que sirve para vivir lo que cobra validez.
Las herramientas
Las palancas posiblemente sean uno de los primeros mecanismos ingeniados para multiplicar fuerzas, mediante un elemento rígido y un punto de apoyo. Muchas herramientas, que nos rodean cotidianamente, responden a este principio.
Desde el comienzo, los hombres han procurado ahorrar energía para optimizarla, logrando aminorar el esfuerzo físico, y que la carga sea cada vez más grande. Entre mecanismos para hacer eficiente el esfuerzo se encuentran las poleas, los engranajes, las palancas. A través de palancas es posible mover grandes pesos, y también los que por pequeños presentan dificultad para tratarlos. Las palancas son máquinas simples conformadas por un elemento rígido, un punto de apoyo o fulcro, una fuerza ejercida o potencia (P), una resistencia (R) y una fuerza normal que ejerce el punto de apoyo sobre la palanca (N). La suma de estas tres fuerzas es cero. Así cuanto mayor es la distancia entre el punto de aplicación de la fuerza, y el punto de apoyo, menor es el esfuerzo que hay que realizar.
http://8b-revoluciondelatecnologia07.blogspot.com/2008/10/poleas-y-palancas.html
http://tecnology3s4.wikispaces.com/tema+3
http://www.profesorenlinea.cl/fisica/PalancasConcepto.htm
Los ingenios cotidianos
Los ingenios de los baños y las cocinas nos acompañan diariamente, y son inventos mecánicos, que mantienen la salubridad. La noción de invento, de ingenio, también es válida dentro de este tema de “servir para vivir”.
Qué es una reoriginación poética
Pienso en el término reoriginación poética, ocupado por la Escuela de Arquitectura de la UCV. Más allá de ser seguidor o no, parece una línea radical, positiva, que conlleva esfuerzo, tiempo, en tanto creación también coraje. Cómo tomar un principio, un origen, dar bases a una construcción. Seguir un principio es un tema apasionante, tan radical como aparecer hoy como intelectual, pero en forma negativa en vez de positiva, algo que abunda.
La creación de la palabra puede tener nuevas aristas, nuevas expresiones, cercanas a la solución, al ingenio.
Concebir muebles por sí solo, ante el desafío de lo circundante, en forma directa, hasta llegar a la abstracción de una envolvente, son temas que hablan de valorar el oficio de la arquitectura, y universalizarlo, enfrentarlo al problema común que afecta al hombre en su naturaleza: la intemperie.
Hambre juvenil
“… Una sensación semejante al hambre, que la comida no podía quitar”
Jack London
Si era verdad que se iba era un término y yo podría hacer tantas cosas. Retomar lo que siempre quise. Sentí dolor, pero en la encrucijada un leve alivio. Llegaba a mi espíritu todavía la presión que sentí para cumplir el objetivo. Las circunstancias, arbitrarias, lo burdo de lo ocurrido, no me hacían perdedor, pero el término abrupto decía que algo estaba mal. No lo podía creer, no lo pod
“Se hizo la noche y una luna llena se elevó por encima de los árboles hasta lo alto del cielo, iluminando la tierra, que quedó bañada de una claridad fantasmal.” “…Y más que nunca estuvo dispuesto a obedecer. John Thornton había muerto. El último vínculo se había roto”.
Preocupaciones adolescentes
Venía de caminar y correr largo, todavía inspirado por el espíritu adolescente. Corrí mucho, viví varias cosas, y cada experiencia era un capítulo. Al tercer día (o tercer año) tenía hambre, tenía frío.
Al llegar, un artista me habló sobre la percepción, me enumeró materias de esa índole, y no le entendí: yo sólo quería sentir menos dolor, ser más fuerte. Sentí mucho frío.
Lo estético se subordina a lo ético, es como norma implícita de caballero, no existe otra forma, no existe esa palabra, no me hablen, por lo menos yo no la conozco, eso fue mucho tiempo atrás, no la conozco, no me hablen.
Maletas listas…
Una persona, en un país lejano, siempre decía que iba a volver al otro día. En medio de la sobrevivencia cotidiana, no se había dado cuenta de que habían pasado diez años… Pensé cuando ese lapso pasajero intermedio se transforma en un asunto interminable, y nos quedamos pensando para siempre en un momento más bien breve, que marca toda nuestra vida.
Así se puede pensar en ideas entrabadas, que sólo otro ventarrón podría destrabar. Más idealismo.
Luego al olvidar los orígenes has olvidado a los maestros, y te has quedado con formas vacías. Has olvidado la idea inicial y te has quedado con máquinas.
“Un poeta se ponía en cuclillas para aparentar menos edad”
Joyce Carol Oates (Los Muertos)
Escucho de lado, pongo el oído en otra conversación, hace tiempo que escucho de lado, conformo texturas, mezclas, superpongo…
Tengo un vaso, en una exposición mala. Otra vez con vaso, ayudando a festejar algo que no sigue ideas, un bodrio. No, no soy estúpido. Me molesta.
Si saliera a ver la nieve, como Illena Williams, y cayera profundo, los meses y los años pasarían sin dolor. No me daría cuenta de nada, sedado.
Ojalá no vuelvan.
Resbalo y no tengo nada, no, no tengo nada.
¿Le sirvo canapé? (Tengo un vaso). ¿Quiere vino? ¿Tiene bebida? No, no tengo nada, no, yo no quiero nada.
Idea en la cotidianeidad
El tema de la cotidianeidad, lo que se vive diariamente, y la arquitectura que procura transmitir eso, desde el hecho, me parece revelador: es la constatación de la línea que se sigue, de valores, de prioridades.
Llevar ideas a la cotidianeidad conlleva abordar el diseño de cosas diarias: utensilios de cocina, vajillas, las cosas que circundan a las personas transmiten una visión, que es lo que procuran las primeras corrientes modernas.
Servir para vivir, en el sentido amplio de la expresión, puede llevar al regreso de una poética, o sentido.
El sentido del acto y la arquitectura
Una fundamentación, desde el principio que lo hace la Escuela de Arquitectura de la UCV, lleva a enfocar el tema del acto. Otras experiencias igualmente lo sugieren: el sentido de lo que hacemos dota a la arquitectura de valor.
Encontrarse con la nada, con la intemperie a campo abierto hace que la noción de invento, de ingenio, se haga válida, y necesaria. Así es interesante cuando los alumnos deben construir sus propios muebles, es como volver al problema inicial, al desafío natural del hombre. No creo al respecto que exista aún un discurso urbanista completo, o directrices unificadoras, actualizadas. Subsiste el desafío, la intemperie: el problema natural concreto, cita recurrente en teóricos de la modernidad. La respuesta positiva tal vez es articuladora, de gozne o de ilación, así lo que ocurre es el acopio de información, y la respuesta correcta del profesional es coyuntural, técnica, como trozo de conocimiento, de lógica a articular. Responder, proponer en tanto desafío.
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