Vladimir Brontis: La cotidianeidad y el hecho en arquitectura

Thursday, September 30, 2010

La cotidianeidad y el hecho en arquitectura


Somos lo que respiramos. Es contradictorio escribir palabras que no se viven, o arquitectura que no se habita. Así es posible pensar en el tema de la cotidianeidad, lo que se vive diariamente, y la arquitectura que procura transmitir eso, hablando desde el hecho.
El día de mi titulación, el director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, José Rosas, me regaló un libro, llamado "Los Hechos de la Arquitectura", escribiendo afectuosamente en la primera página: "en este importante hecho que es su titulación de arquitecto". Lo he leído y es un libro muy interesante, en el que participa Alejandro Aravena.

Representación y cotidianeidad
Uno de los principios de una manifestación así debiera ser transmitir la idea, el acto que subyace. De esta forma evitar que el discurso sea uno, y la cotidianeidad otra. Carece de sentido decir que el pasto está verde si está seco: es como mentirse.
Alejandro Aravena, desde que lo conocí como profesor, me ha parecido un arquitecto muy claro, que lleva el discurso a la obra en forma diáfana, consecuente. Es interesante leerlo, en textos, reflejando aún más las ideas permanentes. Su enfoque en el hecho, como manifestación de la idea, ha marcado mi formación.
Reflejado a través de la cotidianeidad, el hecho alcanza consistencia. Esta es una idea que me ha rondado hace tiempo.

Idea, expresión, objeto
Enfocar la manifestación física, lleva a acentuar el objeto mismo. Las ideas expresadas en una construcción respiran a través de su cemento, de sus estrías. Acentuar el objeto, hablar del objeto, en su generación, composición, desarrollo.

Llevar ideas a la cotidianeidad presenta temas como abordar actos diarios: utensilios de cocina, vajillas, las cosas que circundan a las personas transmiten una visión, que es lo que procuran las primeras corrientes modernas.

Sintetizar, enfocar, presentar el hecho.
Trato de generar una ilación con líneas argumentales de artículos anteriores, los temas que se procuran tocar llegando a los principales conceptos, vale decir: concebir, difundir, construir.
La cotidianeidad como generadora del hecho luego me parece un tema muy relevante. Nuestra arquitectura es la puerta de nuestra casa, más que fotos de revistas.

Procuro en estos días desarrollar el prototipo que sirve de asiento, tanto en su habitabilidad, como en el encuentro de cargas. Así he estado interesado en despliegues de instancias intermedias, como figuras de papel a medio abrir, como alas o brazos a medio desplegar.

La cotidianeidad y la solemnidad en los actos de la vida diaria
Las personas desarrollan actos en distintas instancias de formalidad e informalidad. Esto se refleja en distintas calidades de lugares, que no son uniformes. El espacio solemne, transmitiendo nuestros anhelos más profundos, y el espacio cotidiano, que transmite nuestras vivencias.

La gente no va a un espacio de actos cívicos a comer comida rápida, porque no está relajada. Puede, si lo siente, pero es raro. Hay otros lugares para comer. Asimismo se presenta el tema de las distancias, que marcan la calidad del espacio cívico, y el espacio informal.
Esto lleva a valorizar las instancias de recogimiento, de contemplación, o solemnidad. Sin solemnidad, qué marca que una persona estudie, trabaje, se case, lleve a cabo actividades que considera importantes. Conocí, en un ramo de la universidad, a un sacerdote que cuestionaba los cementerios tipo parque, porque no hay lápida que marque un estado anterior, y un después. Fuera del tema de gustos, la marca así habla de nuestra presencia, trae un límite, refiere.

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